Cuando se crea un club en el mundo del balompié, prácticamente tal institución debe estar inmersa también con la afición, periodismo, dirigencia, con las críticas y en un sinnúmero de análisis acordes con el desenvolvimiento que emprende en un gramado o fuera de este. Viene a ser su partida de nacimiento ante el país de origen.

Es natural que el futbolista no es robot ni una máquina, es un ser humano, emprendedor en su oficio al vestir una camiseta y defenderla con principios éticos dentro y fuera de la cancha.

El futbolista en su profesionalismo suma afecto al respetar el reglamento del club, debe superar sus referentes técnico, físico y estratégico de manera individual y colectiva, y estos avances a través de las evaluaciones en cada práctica y partido.

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Su perfil como persona y los deberes por cumplir con la comunidad deportiva y ante su club, en en el que percibe una remuneración, han sido analizados de manera preliminar.

En concreto, resulta inadmisible que en pleno siglo de avance en toda la tecnología de la época existan dirigencias que no cumplan con sus deportistas el valor acordado y la forma de pago, lo que es un procedimiento criticado en el mundo del fútbol.

Hay directivos que deben ser desterrados del mapa futbolístico, son armadores de escuelas en las que prima la mentira, se burlan del jugador; pero eso sí, son vanidosos y quieren aparecer constantemente en entrevistas, portadas y fotos.

No deseamos explayarnos en esta temática, solo precisar que el futbolista cumpliendo con sus responsabilidades en el terreno de juego debe estar al día en su sueldo; de no ser así, bienvenidas las paralizaciones, y quienes estén al frente de la defensa de los jugadores deben ser enérgicos y amarrarse los pantalones.Cabe en Ecuador un cementerio para los malos dirigentes y mentirosos, sí, y hay que encontrarles a ellos un espacio físico lejanode la tierra... (O)