Era una pequeña niña rumana (1,50 metros) con coleta de caballo que se emocionaba con tener calcetines de colores y mascar chicle, pero Nadia Comaneci cautivó al mundo con una hazaña olímpica emocionando cuatro décadas después.

Su coleta es cosa del pasado, sus anhelos de la infancia han sido sustituidos por gustos más sofisticados, pero vaya donde vaya Comaneci no puede escapar del recuerdo de lo sucedido el 18 de julio de 1976 en Montreal. Ese día se convirtió en la primera gimnasta en lograr una puntuación perfecta de 10 en unos Juegos Olímpicos.

“Cada vez que se cambia el número que acompaña al cero al aniversario, de alguna forma se hace más grande. Primero 10 años, luego 20, después 30 y ahora 40, parecen muchos números. Es como si hubiera pasado la mitad de tu vida”, dijo Comaneci a Reuters, durante unos días de vacaciones en California con su familia.

Publicidad

“Al ser el 40º aniversario siento como si lo hubiera estado celebrando todo el año. Todo el mundo me quiere hablar de ello”, aseveró. Los festejos continuarán, ya que Comaneci llegó a Montreal el jueves anterior donde su hijo de 10 años, Dylan, tuvo la oportunidad de ver por primera vez el estadio olímpico “donde está grabado el nombre de su madre”.

Después se dirigirá a Río de Janeiro para asistir a los JJ.OO., del 5 al 21 de agosto (será comentarista de la cadena mexicana Televisa).

El aniversario lo pasó en familia junto con su hijo Dylan y su marido, el también campeón olímpico Bart Conner (con EE.UU. en 1984). “Recuerdo cuando empecé el ejercicio (la rutina con barras asimétricas). Pensé que había hecho una actuación muy buena, pero nunca que había hecho una rutina perfecta”, dijo la exgimnasta de 54 años, que ahora reside en Oklahoma. “Sé que no miré el marcador porque me puse a pensar en la barra de equilibrio una vez que terminé”, dijo.

Publicidad

“Entonces escuché mucho ruido en el estadio, miré a mi alrededor, me giré y vi el marcador. Vi el 073, que era mi número de dorsal de competición, y debajo una puntuación de 1.00”, recordó. El marcador no estaba preparado para mostrar un 10. Los jueces creían que era imposible conseguir la perfección en unos JJ.OO., así que solo estaba programado con tres dígitos, y el 10 de Comaneci se mostró como un 1.00, mientras el juez holandés se afanaba en gritar desde la mesa agitando las manos: “¡Es un diez, es un diez!”.

“Que el marcador no pudiera mostrar el 10 engrandeció aún más aquel momento. Conseguir el primer 10 en la historia fue una gran gesta”, agregó la rumana-estadounidense, propietaria de escuelas de gimnasia e imagen de firmas como Visa y Adidas.

Publicidad

Nacida en 1961 en la ciudad industrial de Onestim, hija de un mecánico llamado Gheorghe y de su mujer Stefania, Comaneci aún se pellizca al recordar cómo transcurrió su vida por su logro en Montreal 1976 cuando era “una niña de 14 años”: uno de los instantes más memorables y eternos de los Juegos Olímpicos. (D)

Puedo sentir nítidamente el momento cuando caminaba por el pabellón (antes del ejercicio perfecto). Siento todo eso.Nadia Comaneci, exgimnasta