Independiente del Valle sorprende al mundo del fútbol. El ‘matagigantes’ le ha puesto la BBC en Inglaterra. En España, el diario Marca compara su hazaña en la Copa Libertadores con el Leicester, el club humilde que ganó la Liga Premier.

¿Pero dónde radica la clave para el éxito continental de un equipo que lleva apenas seis años en primera división? En sus bases está la respuesta.

Al entrar a su centro de alto rendimiento, lo primero que se observa son rostros de ilusión. Son las caras de los pequeños futbolistas de las divisiones formativas que sueñan (y trabajan para lograrlo) con emular a los de primera, hoy finalistas de la Libertadores, que pasaron del repechaje a la final, dejando en el camino a sus rivales, cuatro campeones continentales entre ellos: Colo Colo y Atlético Mineiro en fase de grupos, River Plate (último monarca defensor) en octavos y Boca Junior en semifinales.

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El club pasó de errante, buscando canchas para entrenar en Sangolquí (parroquia urbana del cantón Rumiñahui) a tener un gran centro de entrenamientos en el 2009. Para el año siguiente ya estaba en primera. Hoy en día, repartidos en varias categorías, allí viven, entrenan y estudian unos 80 jóvenes.

Uno de ellos es Gustavo Rodríguez, de 11 años, quien quiere llegar a ser como Johnny Uchuari. Ya son las 07:30, él y sus compañeros dejan la habitación impecable y bajan a desayunar antes de entrenar.

En el comedor resalta a primera vista una gigantografía del plantel con una leyenda que dice: Independiente, más que un equipo, una familia. De aquí han salido al extranjero Juan Cazares, Carlos Grueso, Jefferson Montero, Fernando Chiqui Guerrero, entre otros. Y han regresado del exterior Jonathan González y Júnior Sornoza.

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“Eso de que somos una familia es verdad”, aseguran Joel Ordóñez y Jahir Caicedo, también integrantes de las inferiores, mientras pasan pidiéndole al cocinero un huevo, frutas, leche y dos panes con jamón.

Luego de desayunar, los jóvenes pasan por el área de utilería. Entre los sonidos de los pupos se escucha a Luis Valencia comentar con sus amigos sobre la final de la Eurocopa entre Francia y Portugal. Todos sueñan con jugar un partido así.

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A la academia del Independiente en Sangolquí llegan jugadores de todo el país. Está Émerson Patta, de 12 años, oriundo de Guayaquil, quien recibe la visita de su madre, Mixlin Rodríguez.

En una de las ocho canchas del complejo deportivo mueve el balón Roberto Cabezas, de 13 años, quien vino de Quinindé hace dos temporadas. “Este es un esfuerzo duro, no solo porque tengo que entrenar fuerte y pelear un puesto con buenos jugadores, sino porque además extraño a mi familia”.

Pero en Independiente del Valle no solo se juega fútbol, dice Daniel Reyes, quien desde las 16:00 acude a clases. Las aulas están en el mismo complejo y al terminar el colegio, avalado por el Ministerio de Educación, se les confiere el título de Bachillerato Técnico en Deportes.

La visión del club no solo se basa en buscar talentos por el país, sino en “formar personas íntegras por medio del deporte, la educación y la disciplina”, dice Ana Carolina Lara, coordinadora de las formativas. (D)

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Evolución
Los negriazules

2007
Un grupo empresarial, encabezado por Michel Deller, se hace cargo del equipo llamado en ese entonces Independiente José Terán, fundado por el sangolquileño de ese nombre en 1958.

2009
El equipo entrena en sus nuevas instalaciones y consigue el ascenso a primera división para el 2010. En apenas seis años en la Serie A de Ecuador ha clasificado tres veces a la Copa Libertadores de América. Pero ahora es cuando más lejos ha llegado: a una final.