Una luterana convertida al catolicismo que escondió judíos en la Segunda Guerra Mundial y el fundador de la primera orden religiosa polaca masculina dedicada a la inmaculada concepción fueron declarados ayer como nuevos santos por el papa Francisco.

“De ser testigos ejemplares de este misterio de resurrección”, calificó ayer el papa a los ahora santos, la sueca Elizabeth Hesselblad y a Estanislao Papczynski, durante la misa, ofrecida en la Plaza de San Pedro.

En el encuentro estuvieron tanto el presidente de Polonia, Andrzej Duda, como la primera dama, Agata Kornhauser-Duda, y la ministra de cultura sueca, Alice Bah-Kuhnke, con cerca de 250 católicos de ese país.

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Tanto el evangelio y las lecturas de la homilía trataron de “la victoria de Dios sobre el dolor y la muerte”, según el portal aciprensa. “Es el Evangelio de la esperanza que surge del Misterio Pascual de Cristo, que se irradia desde su rostro, revelador y consolador de los afligidos”, reflexionó.

Francisco citó que esta ha sido “la experiencia” de ambos por permanecer “íntimamente unidos a la pasión de Jesús”.

La sueca Hesselblad salvó la vida de doce miembros judíos de las familias Piperno-Sed al ocultarlos en un convento en Roma donde ella era madre superior desde 1943.

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Hesselblad, conocida por restaurar la congregación de las brigidinas, nació en 1870 en una familia luterana de 13 hijos. Emigró a Estados Unidos, donde se dedicó a la enfermería para luego convertirse en católica. En 1904, llegó a Roma y entró a las carmelitas, donde tomó el hábito de la orden de las brigidinas, fundada por la santa sueca Brigida en 1363. Ambas, hoy, son las únicas santas suecas.

Mientras tanto, Estanislao de Jesús y María, como se le conoce a Papczyski, apoyó hospitales y centros de acogida para los pobres y enfermos atendidos en la Polonia del siglo 17.

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Su mayor logro fue fundar la orden de los Padres Marianos, que predican el culto a la Virgen María. Según agencias católicas, a Hesselblad se le otorga el milagro de la curación de un niño con tumor cerebral y parálisis. Y a Estanislao, la recuperación de un joven a quien los médicos desconectaron por su imminente muerte ante el deterioro de sus pulmones. (I)