Situada en pleno corazón de Inglaterra, Leicester era una ciudad cuyo ritmo vital había languidecido los últimos tiempos, lejos de los circuitos turísticos, hasta que un rey fallecido hace 500 años y el dios fútbol han sacado a la ciudad de su letargo.

Para algunos se trata de una simple coincidencia. Otros lo achacan a la intervención divina. Lo que es seguro es que después del descubrimiento en 2012 del esqueleto del rey Richard III, nada más supuso un impacto igual para la localidad de 330.000 habitantes, que este lunes vio como su equipo de fútbol se coronaba campeón de Inglaterra por primera vez en 132 años de historia.

Hasta entonces, Leicester era una ciudad de tránsito en el camino hacia el norte, vagamente conocida por su equipo de rugby, por el grupo de rock Kasabian, y por su elevado número de semáforos.

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“La gente pasaba de largo sin detenerse”, reconoce el adjunto al alcalde, Rory Palmer. La falta de alicientes provocó que la oficina de turismo local estableciera una lista de las curiosidades a visitar en la ciudad.

Pero después apareció la figura del rey y todo cambió. El rocambolesco descubrimiento de los restos de Richard III bajo un aparcamiento municipal -los medios enseguida lo apodaron 'par-king' (juego de palabras en inglés), situó de nuevo a la ciudad bajo los focos.

El descubrimiento de los restos reales, teñido de giros imprevistos y rumores, mantuvo al país en vilo durante tres años hasta su inhumación en 2015 en la catedral de Leicester, bajo la mirada de las cámaras de todo el mundo.

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“Pensabamos que podríamos respirar un poco antes”, desliza Rory Palmer a la AFP, aludiendo a la posibilidad de que el rey hubiera sido enterrado en otra localidad.

“No sé si se le puede atribuir todo a Ricardo III, pero él ha tenido ciertamente un impacto en la ciudad. Sentimos el impacto, las tiendas están llenas, los comerciantes están contentos. Leicester es una ciudad al alza”, constata Emma Lay, directora del nuevo museo dedicado al monarca.

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Ahora se acabaron los tristes sábados por la tarde cuando el club deambulaba por la tercera división del fútbol inglés. Hoy sus ciudadanos descubren un nuevo sentimiento, el orgullo. "En adelante seremos conocidos. Pero no estamos todavía al nivel de una ciudad como Barcelona pero nos acercamos", proclama envalentonado Salim Seedat, un habitante de 46 años.

“Leicester siempre ha sido una ciudad formidable, pero nadie lo sabía”, afirma Colin Crosby, que lleva 22 años organizando visitas para los turistas por la zona.

“Es una ciudad cargada de historia, con cinco iglesias de la Edad Media, algo poco usual. Es un buen sitio para ir de compras y por supuesto tenemos tres equipos al más alto nivel con el fútbol, el rugby, y también el cricket. Sin olvidar el equipo de baloncesto, que es el campeón de Inglaterra”, añade el guía.

Pero sobre todo se destaca la diversidad de la ciudad, su cosmopolitismo. “Somos una ciudad multicultural, nadie es discriminado”, señala Prabha Pankhania, de 62 años.

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“Aquí viene gente de todos los lugares”, ratifica Daisy Bradford, una estudiante de 18 años.

Algo que se percibe especialmente en Narborough road, designada la calle más cosmopolita del Reino Unido, plagada de restaurantes turcos, hindúes o tiendas de comestibles polacas.

“Adoro vivir en Leicester porque tiene mucho colorido. Nunca he encontrado ningún problema”, dice Chydo Sande, de 34 años, llegado desde Zimbabwe.

“Los habitantes de Leicester eran muy modestos, muy tranquilos. Eso está cambiando. Ahora tenemos una historia a contar de la que podemos estar orgullosos”, zanja Rory Palmer.

Según el adjunto al alcalde, los beneficios económicos indirectos del descubrimiento de Ricardo III ascendieron a 59 millones de libras (76 millones de euros).

Aún es pronto para saber cúanto dinero generará el triunfo del equipo de fútbol, que disputará la próxima temporada la Liga de Campeones. “Pero en términos de imagen, es enorme”, subraya Palmer. “Hoy Leicester es conocida en el mundo entero”. (D)