Una fractura de tibia y peroné le cortó a Jorge Sampaoli el sueño de debutar en primera división. Trabajó como cajero de un banco y empleado del registro civil para financiar su pasión como técnico. El argentino, de 56 años, habló con FIFA.com de su labor como DT, que empezó a ganar en relevancia en Emelec (2010) y estalló en la Universidad de Chile y en la selección de ese país.

¿Por qué es tan difícil ser reconocido cuando se vota por el mejor entrenador, cuando se trabaja en Sudamérica?
Por la cantidad de votantes de cada región: Asia, África… hay un montón de lugares que se vinculan mucho más con el fútbol europeo. Les queda muy lejos la posibilidad de analizar nuestro fútbol. A lo mejor, ganando un Mundial de Clubes contra el Barcelona uno puede generar una posibilidad de que la gente de Europa, Asia o África se fije en uno. Lo que logramos con Chile fue importante (ganar la Copa América 2015), incluso las giras en las que jugamos buenos partidos contra Inglaterra, Alemania, Brasil o España. Eso ayudó a que la gente se fije en nosotros.

A diferencia de otros DT reconocidos en el mundo, usted no ha tenido una carrera como futbolista profesional. ¿Cómo logró imponer su idea en un ámbito tan prejuicioso?
Lo manejé todo desde otro lado. Cuando me lancé al objetivo de trabajar en el fútbol internacional conocía mis posibilidades y también sabía que contaba con poco crédito. Estratégicamente traté de ‘colonizar’ la mente de los jugadores: haciéndolos saber que soy una persona vinculada al fútbol 24 horas por día. Aunque no haya compartido vestuario de primera división, lo hice en el amateurismo. Logré transmitir esa esencia hoy alejada del fútbol, y escalé posiciones. Hoy soy un técnico entrenador que se sujeta en la fundamentación de lo que tiene que ver solamente con conocer el fútbol.

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¿Qué aportó a Chile para ser campeón de América?
Algunos matices que venían del Bielsismo estructurado. Intentamos ser tan directos, agresivos y ofensivos como era Marcelo (Bielsa), pero agregando un poco de control. Empezamos a defendernos mucho más con la pelota y eso generó que el equipo hallara la seguridad de protagonizar cada partido sometiendo al rival. Generamos compromiso, adhesión desmedida que nos permitió ser competitivos contra cualquiera.

Ya han pasado tres meses desde su salida del cargo. ¿En qué ocupa su tiempo?
Miro partidos. Es difícil de llevar porque estuve mucho tiempo vinculado a la actividad de forma ininterrumpida. Pero ahora estoy viendo mucho fútbol, hablando con gente, analizando ligas. Más allá de no tener un equipo para competir, nos mantenemos informados de cara a lo que traiga el futuro.

¿Qué lo inquieta en un momento así?
Lo que menos me gusta es la incertidumbre. El no saber dónde voy a estar o con qué me voy a tener que vincular en el futuro próximo. Mi nombre suena como parte de distintos rumores, pero uno tiene en claro que esos comentarios no son concretos. La verdad es que no sé dónde voy a ir, pero espero que se produzca la mejor opción.

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Después de todo lo que ha pasado en su vida, ¿se imagina dirigiendo algún día a Argentina?
No lo sé, no depende de mí. Cualquier entrenador argentino que esté dirigiendo cualquier proyecto deportivo en el mundo, si es llamado por la selección, no puede decir que no. Es lo máximo para cualquiera. Uno tiene que estar ilusionado siempre, pero tiene que ser coherente: hay procesos que están en marcha, hay tiempos… uno nunca sabe. Pero si me llegara a tocar, no le podría decir que no. (D)

Si hubiese escuchado lo que se decía (respecto a que no podría ser técnico porque no jugó en primera división) me habría quedado en Casilda trabajando en un banco.Jorge Sampaoli, Técnico argentino