El joven aprendiz de zapatero, que nació el 23 de octubre de 1940, en Tres Coraçoes, estado de Minas Gerais, aterrizó en Guayaquil a las 21:30 del 9 de enero de 1959. Lo hizo ya convertido en O Rei, con la primera de sus tres coronas mundiales en la cabeza, conquistada siete meses antes en Suecia 1958.

Pelé –para algunos el mejor futbolista de todas las épocas–, quien el viernes anterior cumplió 75 años ya recuperado de problemas de salud, llegó con el Santos para jugar su primer partido en Ecuador.

En la antigua terminal de Panagra, el brasileño de 18 años fue recibido “por varios centenares de aficionados” que “anoche se trasladaron a pie hasta el aeropuerto”, donde “especialmente Pelé, Zito y Pepe –los hombres espectáculo del Santos– fueron acaparados por el público, ávido de saludar y abrazar a futbolistas de tanto renombre universal”, informó EL UNIVERSO sobre la conmoción que causó la visita del cuadro paulista para medir a Emelec.

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“El espectáculo que dará Santos en el (estadio) Capwell difícilmente podrá superarse. Es el gran espectáculo futbolístico del año”, anunció EL UNIVERSO, el 11 de enero de 1959, sobre el juego pactado para iniciarse a las 18:30 de esa fecha.

Y aunque a Emelec “se le vio brillar durante todo el partido y superar en varios tramos al formidable rival”, el triunfo en el amistoso fue para Santos 3-1. Los goles fueron reseñados así: “Emelec se pone en ventaja a los 43 minutos. (José Vicente) Balseca incursiona entre Zito y Dalmo, los supera; ingresa al área y cuando sale Manga (Angemir Gomes, no el portero que jugó en Barcelona en 1980), lo burla con habilidad y lanza el balón al fondo de las redes”.

“Pelé empata (46m). Guerra da por derecha un pase y el remate alto de Pelé no es interceptado por (Cipriano) Yu Lee”. El 2-1 llegó a los 55 minutos por “una falta de (Rómulo) Gómez sobre Pelé. Tras el tiro libre, Pelé cabecea entre (Carmelo) Galarza y (Raúl) Argüello”. El 3-1 (88m): “Coutinho se va por derecha entre Argüello y (Cruz Alberto) Ávila, y a dos pasos de Yu Lee, lo fusila”.

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Pelé, de “extraordinaria habilidad”, fue “la figura central. El público ovacionó a los brasileños cuando se despidieron desde el centro del campo”. (D)