Luis Alberto Acosta jugó solo un año en Barcelona. ¡Pero qué temporada tuvo el Loco en 1990! El uruguayo era un atacante incisivo, y con goles y su bravura lo hizo encajar a la perfección en un grupo aguerrido que estremeció al país cuando se convirtió en el primer club ecuatoriano que clasificó a la final de la Copa Libertadores hace 25 años. Acosta, quien estuvo alejado de la dirección técnica por una operación de corazón, es asistente en Montevideo Wanderers. El jueves anterior, el charrúa habló de su era torera, por vía telefónica, con EL UNIVERSO desde Montevideo.

¿Qué le faltó a Barcelona para vencer a Olimpia en la final de la Copa de 1990?
Equipo sí teníamos, faltó un poco de suerte. Hoy, al ver todo lo que sucede en la FIFA y Conmebol (los escándalos de corrupción), presumo que quizás nos metieron la mano en el bolsillo aquella vez.

¿Cree que en la final de vuelta (1-1, en Guayaquil) influyó el árbitro argentino Juan Carlos Loustau?
No tengo duda. Cuando fuimos a jugar a Paraguay (la ida) vimos que todo estaba flechado hacia un lado. Cuando erré ese penal (en Guayaquil), el arquero de Olimpia, (Ever Hugo) Almeida se adelantó más de un metro y no se repitió (el cobro). Pero eso ya pasó. Esto no es excusa; al contrario, busco los motivos por los que no se dio (el título). Si volviéramos a jugar (la final) estoy seguro de que no perdíamos, la ganábamos. Me queda en la memoria lo mucho que conseguí con Barcelona.

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Una jornada brillante en esa Copa fue pasar a la final por penales al eliminar a River Plate. ¿Cómo vivieron eso?
Intensamente. En el partido en Buenos Aires no estuve por lesión, pero ganamos la revancha 1-0 con un penal que anoté. Nos fuimos a la definición y ahí (Carlos Luis) Morales fue decisivo. Todo fue una algarabía tremenda. No vi la tanda de penales, me quedé en el vestuario y escuché la euforia que había en el Monumental. Cuando volvimos (al Grand Hotel Guayaquil), no podíamos ir a las habitaciones porque la gente nos buscaba para tomarse fotos y estar con nosotros. Esos fueron momentos inolvidables que tengo grabados para siempre. Siempre agradeceré el apoyo de la hinchada de Barcelona.

¿A qué compañeros recuerda de aquella campaña?
A todos. (Jimmy) Montanero, (Manuel) Uquillas, Carlos (Morales), a mi gran amigo el Frentón (Carlos Muñoz), que se nos fue al igual que a (Jimmy) Izquierdo. Al Cholo (David Bravo). Me consideré un ecuatoriano más, un hermano de todos ellos.

Usted llegó de Filanbanco a Barcelona junto a Muñoz.
Él era como yo: un loco. Era bárbaro, simpático. Cuando llegué a Filanbanco (1989) fue con uno de los primeros con quien entablé amistad por su forma chistosa de vivir la vida. Era como yo. Tuvimos la suerte de ir a Barcelona. Su alegría me encantaba.

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A usted le decían el Loco Acosta. ¿Por qué razón?
Aún me dicen así. Si voy por la calle y alguien me dice Luis no me percato, pero si me dicen Loco, sí. Me apodaban así porque a veces tomaba la pelota y me sacaba a tres o cuatro rivales. Y también por decir las cosas como son.

¿Mantiene contacto con sus excompañeros canarios?
Con Mario (Saralegui) porque vivimos en Montevideo. El otro día chateé con Marcelo Trobbiani. Me comentó que (José) Cevallos es el nuevo presidente de Barcelona.

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¿Qué recuerda de Cevallos?
Verlos a él (Cevallos) y a Morales, junto a Manga (el preparador de arqueros), era un chiste. Siempre andaban bromeando con Manga. Recuerdo que a Morales le decíamos Pestañita porque era puro perfume y peinado. Se cuidaba siempre la pinta y andaba bien arreglado (ríe).

A Cevallos le deseo lo mejor y que tenga éxitos.

¿Qué nos puede decir de los Clásicos del Astillero?
Recuerdo uno de la Copa Libertadores de 1990, cuando los eliminamos (en cuartos de final. Triunfo 1-0 en la vuelta). Festejamos mucho dejar en el camino al tradicional rival.

¿Qué opinión tiene del expresidente Isidro Romero?
Conmigo era espectacular. Estaba todos los días en la cancha, nos apoyaba en todo. Un fenómeno como persona y como presidente. Es difícil hablar mal de Barcelona, el que lo hace es desagradecido. A mí el club me dio mucho.

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Barcelona ha fallado en los últimos años con los fichajes. ¿Qué hay que tener para ser futbolista canario?
Es necesaria la esencia del fútbol: creatividad, habilidad. También ser hombre dentro y fuera de la cancha, porque no alcanza con jugar bien nada más. Para conseguir cosas importantes en el club hay que tener otras características.

¿Qué le aconsejaría a los actuales jugadores toreros?
No los conozco, pero les recomiendo luchar en el campo, exigirse y entregarse. Si no, no habrá respaldo de la gente y sin eso no somos nada. El jugador de Barcelona debe ser más centrado que el resto. Por ser un club grande, con la mayor hinchada del país siempre será exigido.

¿Le gustaría ser DT torero?
Con todo respeto, porque hay un profesional uruguayo ahí (Guillermo Almada), sí me gustaría. Quizás tenga la oportunidad de serlo. Me encanta el fútbol y no hay mejor cuña que la del mismo palo, como siempre dicen.

¿Qué le dejó Barcelona?
La alegría de los goles que hice. De haber vivido quizás los más grandes momentos de mi carrera. Estuve en otros equipos grandes, pero en Barcelona todo fue distinto. Me quedó la amargura de no ganar la Libertadores. Han pasado 25 años (de la final) y nunca fuimos invitados por las dirigencias para recibir un reconocimiento. Con todo el respeto de otros jugadores que pasaron y están en el club, fuimos uno de los mejores (planteles) de todos los tiempos en Barcelona.

¿Ha vuelto a Guayaquil?
No he tenido la oportunidad, pero en algún momento quiero ir y visitar el club. (D)