De no haber sido por el ligamento colateral de Lionel Messi tal vez no lo hubiéramos notado. Pero su ausencia es tan impactante que lleva a reparar sobre el tema: hay muchos lesionados en el comienzo de la Eliminatoria. Lo cual deriva en otra comprobación: hay demasiados lesionados en el fútbol actual. El rival más temido por cualquier equipo en la aspiración de un torneo son los heridos en combate. Ahora los entrenadores deben estar atentos no solo a la actualidad de sus planteles, sino a los jugadores que pueden faltarle al rival. Porque altera las previsiones. No es lo mismo enfrentar a Uruguay con Luis Suárez y Edinson Cavani que sin ellos.

Como no es igual Argentina con Messi que sin él. Es tal la dimensión de Leo que no solo se resiente el funcionamiento propio, sino que el contrincante (Ecuador en este caso) experimenta un balsámico alivio defensivo. Y hasta puede emplear otra táctica, tornarse más ambicioso.

Messi, Ever Banega (crack manejando la pelota, otra notable deserción), Fernando Gago, Marcos Rojo, Enzo Pérez en Argentina; Enner Valencia, Lastra, Daniel Angulo, Ely Esterilla en Ecuador; James Rodríguez, Pablo Armero, Abel Aguilar, Edwin Valencia en Colombia; el zurdo Juan Manuel Vargas y Jefferson Farfán en Perú; Danilo, Coutinho y Firmino en Brasil; Nelson Haedo en Paraguay; Egidio Arévalo Ríos en Uruguay, Charles Aránguiz (excelente volante) en Chile, el arquero Romel Quiñónez y el delantero Rodrigo Ramallo en Bolivia quedaron fuera del inicio eliminatorio. Desde luego unos son más importantes que otros, pero hacen al número. Hay una cantidad más que llega con lo justo, con molestias o sin ritmo, como Kun Agüero, que no está entrenando para poder dar el presente hoy ante la Tricolor. Y eso que el avance de la ciencia y la aparatología moderna han reducido los tiempos de recuperación.

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No nos damos cuenta de la cantidad de averiados hasta que llega una Eliminatoria o una Copa América. Antes no iban tanto a la enfermería los jugadores. Desgarros, sobrecargas musculares, entorsis, fracturas, roturas de ligamento, golpes, cortes… Síntoma claro de que hoy se juega a mayor velocidad, con más intensidad, se choca más fuerte, se gira y se frena más bruscamente. “Ha variado mucho la intensidad que se utiliza en los partidos, cada vez hay menos espacio y se corre más. Eso lleva a que haya tantas patadas, mucha fricción y roce”, dice Jorge Ortiz, volante de Independiente de 31 años, que debutó en primera en 2004 y ya nota diferencias tras una década.

También hay muchos más partidos que antes. Hasta 1960 se jugaban alrededor de 30 encuentros oficiales por temporada, luego había amistosos; no se viajaba, se entrenaba menos. Hoy la cifra se duplicó. Hay más partidos que semanas en el año. Y están los viajes, los compromisos con la selección, se entrena hasta el día posterior al partido (“Practicábamos dos veces por semana, martes y jueves”, contaba Arsenio Erico, el Paraguayo de Oro, crack de Independiente de las décadas del 30 y 40). Las posibilidades de lesionarse aumentaron considerablemente. Y el desgaste físico es mayor. Influye, asimismo, la condición atlética del adversario.

Durante el reciente Preolímpico de básquet en México entrevistaron al canadiense Steve Nash, exestrella de la NBA, también aficionado al fútbol. Habló de Messi, de quien, dijo: “Es Michael Jordan”, lo que significa que está por encima del resto. Y lo explicó: “Creo que Messi es el mejor que ha jugado ese deporte. Sé que para los argentinos Maradona es el más grande y yo no puedo discutirlo, pero para mí, los jugadores contra los que juega Messi son distintos a los que había hace 30 años. Lo que Messi hace, y con el nivel de consistencia con que lo hace, es imposible de igualar. Es el único que puede agarrar la pelota en su área y meter un gol en la otra. En esta época ya no se toma ni se fuma, como pasaba antes. Los tipos que lo marcan son máquinas, y él hace con ellos lo que quiere cuando quiere”.

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Lo dice un deportista de alta competencia: los de hoy son máquinas que no fuman ni toman. No es lo mismo chocar contra ellos que frente a los de 1940, 1960 o incluso 1980. En una competencia que durará exactamente dos años, las lesiones jugarán un papel clave en la Eliminatoria. Pueden determinar resultados. Y ya sabemos que siempre el quinto equipo termina clasificando por un punto, hasta por un gol. Luego están las ausencias por suspensión (Cavani, Suárez, Neymar). Y los que renunciaron: Juan Arango dijo adiós a Venezuela; Rafinha no aceptó la convocatoria de Dunga porque jugaría para Alemania; Ronald Raldes y Marcelo Martins no defenderán a Bolivia mientras sea entrenador Julio César Baldivieso.

Pese a los cambios de técnicos, futbolistas, calendario y circunstancias, no advertimos en esta Eliminatoria un panorama muy diferente al de las cuatro últimas. Chile, Brasil, Colombia, Argentina, Uruguay y Ecuador estarán ahí, peleando los primeros cinco puestos. Venezuela (hoy presenta un equipo magnífico) luce como para dar una sorpresa. De Perú se verá, con el correr de los partidos, si logra ratificar todo lo bueno que hizo en la Copa América. Paraguay no evidencia hasta ahora el recambio necesario (siguen Haedo y Roque Santa Cruz, lo cual grafica su pavorosa escasez de figuras emergentes), y Bolivia decidió apostar por técnico y selección nueva a diez días del comienzo de la carrera. Muy desaconsejable.

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Argentina saldrá hoy a atacar masivamente, como proclama Gerardo Martino. Habrá dos rostros nuevos para el público internacional: Emmanuel Mas, lateral izquierdo de San Lorenzo, sanjuanino, un superdotado físicamente, y en lugar de Messi entrará Ángel Correa, volante ofensivo rosarino de 20 años, muy hábil, surgido de San Lorenzo también y que en dos partidos se ganó la titularidad en el Atlético de Madrid. Habrá que ver cómo asimila el cuadro albiceleste la baja de Messi, y si Ecuador es capaz de aprovechar los espacios con su contraataque.

También Gustavo Quinteros sufre con la lesión de Enner Valencia, una de las más notables apariciones del fútbol ecuatoriano en estos años. Porque, además, Enner ha demostrado entendimiento con Miler Bolaños y harían una dupla letal. Igual, no se define nada, es el primer partido. Quedarán 17 más. (O)