Lo que usted va a leer no es broma de Día de los Inocentes. Tómelo en serio y reflexione sobre cómo cambian los hombres y los tiempos, y cómo intereses personales y de política deportiva hacen que aquello en lo que se creía y defendía antes, es hoy una herejía o una “novelería” a la que hay que oponerse a cualquier precio.

El tema de la Liga Profesional llena páginas de diarios y consume minutos y horas de radio y televisión. Una oportuna cortina de humo para ocultar el tema de los 111 invitados al Mundial 2014, el del sueldo de $ 10.000 mensuales que cobra el presidente de la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF) –lo que llegó a conocerse por un desliz del tesorero de la Conmebol–, el congelamiento burocrático al pedido de Liga de Quito para que se dé detalles de cómo se invirtió el dinero del balompié nacional, etcétera.

Luis Chiriboga es el único que cree que el moribundo goza de buena salud. No quería dar declaraciones, pero ha debido salir a tratar de frenar las críticas, aunque no le faltan defensores de oficio que, de modo muy casual, están entre los invitados a la Copa del Mundo de Brasil y “documentalistas canjeables” que no se ruborizan cuando protagonizan un tongo televisivo.

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Pero la Liga Profesional, respaldada por 18 clubes (tal vez 17 porque Deportivo Quito podría cambiar de idea), sigue adelante. Hay ya documento que detalla los beneficios de la administración por los clubes de los negocios del fútbol y que la FEF asuma la representación internacional y maneje selecciones en todas las categorías en torneos internacionales.

Chiriboga sostuvo, cuando se hizo público el proyecto de la Liga, que estaba abierto al diálogo con los clubes proponentes. “Nunca dejaremos cerrada una puerta de diálogo, de análisis y de conversación”, dijo el 30 de septiembre pasado, luego de una reunión de Comité Ejecutivo. Pero, mientras mostraba una sonrisa a los clubes y coqueteaba con ellos ofreciendo una apertura que no existía, fue pescado en falta: acudió a una reunión de las asociaciones provinciales en Riobamba y les mostró el camino para “sepultar” a la Liga Profesional antes de que naciera. Lo que no advirtió es que estaba siendo grabado. Cayó la máscara y hoy Chiriboga se muestra abiertamente opuesto a la Liga Profesional, aun cuando reconoce que ignora detalles del proyecto.

El jueves anterior, Diario EL UNIVERSO reprodujo sus declaraciones: “No soy partidario de la (creación de la) Liga Profesional, porque no es la solución; con ella no va a caer del cielo el dinero. Me opongo a que exista. No es cuestión de analizarlo”.

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A veces las casualidades obran a favor de la verdad y muestran el rostro real de las cosas. Hace algún tiempo un hombre identificado por siempre con la Sociedad Deportiva Aucas, Ramiro Montenegro, escribió un libro sobre la vida de este popular cuadro quiteño, que alcanzamos a leer en parte. Cuando se refiere al torneo nacional de 1996 y a las peripecias del club para sostener su economía con las taquillas –lo cual no era diferente en los demás conjuntos–, señala que la crisis económica había impulsado a tres dirigentes, que a la vez eran diputados nacionales, a mantener reuniones para reformar los estatutos de la FEF, y el “objetivo final” –según el libro– era “crear la Liga Ecuatoriana de Fútbol, realizar cambios en los organismos de funcionamiento de la Ecuafútbol y eliminar a las asociaciones provinciales”.

Ahora, por favor asegúrense bien donde estén, no sea que sufran un patatús. ¿Saben quién era el líder del proyecto de Liga Profesional y de la eliminación de las asociaciones provinciales? Pues nada más y nada menos que Luis Chiriboga Acosta, entonces titular del D. Quito y ya en carrera como candidato a presidir la Ecuafútbol en reemplazo de Galo Roggiero. Lo secundaban los presidentes de Barcelona, Isidro Romero, y de Emelec, Enrique Ponce Luque.

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El 17 de septiembre de 1996, Chiriboga y sus pares hicieron públicas en el diario El Comercio las ponencias que iban a presentar al Congreso de la FEF: Cambiar el estatuto de esta entidad “para renovar la estructura del balompié nacional” para crear la Liga Ecuatoriana de Fútbol Profesional. Este organismo regentará el fútbol rentado en el país a nivel de clubes. Por su parte la Ecuafútbol administrará el asunto selecciones nacionales en todas las categorías y el fútbol amateur”, dijeron al rotativo capitalino Chiriboga, Romero y Ponce. Según el medio, las ponencias decían “chao a las asociaciones provinciales” y buscaban reducir el número de clubes. En el libro de Aucas, el dirigente Eduardo Granizo sostiene que el trío que encabezaba Chiriboga planeaba dejar fuera del torneo nacional a Olmedo, Aucas y Espoli.

Cuando nazca la Liga Profesional, nadie podrá negar a Luis Chiriboga Acosta el mérito de haber sido el pionero y partero de su creación, aunque haya pedido en Riobamba apoyo para sepultar la idea que le parecía óptima hace 18 años, cuando la crisis de los clubes nacionales era infinitamente menor que la de ahora.

Los periódicos y las viejas revistas son el borrador de la historia. Su revisión refleja realidades que a veces los protagonistas niegan. Una de las críticas más severas a Chiriboga es el ejercicio de un poder omnímodo en la Federación, que deriva en sanciones a sus críticos. Esto decía Chiriboga, candidato a presidir la FEF, el 7 de diciembre de 1997 en nuestro diario: “Hay cosas negativas que verdaderamente tenemos que cambiar de una manera total: el hecho de que todo el poder se concentre en una sola persona que sea presidente de la Ecuafútbol. Que sea presidente de la Comisión de Selecciones, el que maneja toda la economía y las finanzas de la FEF, el que hace todo”.

Más o menos lo que pasa hoy.

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Chiriboga ha debido salir a tratar de frenar las críticas, aunque no le faltan defensores de oficio que, de modo muy casual, están entre los invitados al Mundial.