Tiene opciones de repetir este año el título de mejor entrenador de América, otorgado en el 2008 al ocupar el primer lugar la tradicional encuesta de diario El País, de Montevideo. Se lo llevó por ganar la Copa Libertadores con Liga de Quito, como con San Lorenzo en el 2014.

Pero sin que comiencen las votaciones Edgardo Bauza ya lidera las preferencias de directivos de Ecuador y Paraguay para hacerse cargo de esas selecciones. Aunque no siempre muchos estuvieron interesados en el Patón, que cuando era un niño larguirucho de 11 años (en 1969) calzaba 42 y a los 15, 45.

Alguna vez confesó que sintió alivio cuando dejó de crecer porque “de chico, en los torneos infantiles ponían topes en la altura. Colocaban un palo y tenías que pasarlo por abajo sin tocarlo. Muchas veces no pude jugar. Hoy les haría una denuncia por discriminación”, asegura Bauza, un símbolo de Rosario Central que debutó en primera categoría con ese club el 11 de enero de 1978, en el torneo nacional correspondiente a 1977 (en una victoria 4-0 sobre Quilmes).

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Cuenta que el apodo de Patón llegó con sobra de merecimientos: “Mi madre cobraba el aguinaldo y me llevaba a comprar botines a una zapatería donde le hacían descuento. Era una emoción terrible, pero también un problema. Muchos profesionales regalaban sus zapatos usados a los pibes, y yo me jodía: ninguno calzaba tanto”.

Con el equipo canalla, como llaman a Rosario, Bauza ganó dos de los cuatro títulos argentinos que tiene Central (el Nacional de 1980 y del denominado de Primera División de la temporada 1986-1987. En este último fue compañero del atacante Osvaldo Pichi Escudero, quien jugó en Barcelona en 1991, sin brillar con los toreros. Y del arquero Jorge Fossati, quien dirigió a Liga de Quito).

Según el Patón, “antes de jugar (la final de 1980) contra Vélez, al utilero le robaron todo en el hotel en el que nos concentrábamos en Buenos Aires. ¿Dónde m... iba a conseguir botines número 45 un domingo a la mañana? A partir de ahí fui precavido y siempre llevé un par de botines en mi bolso”.

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No solo los delanteros rivales complicaron al zaguero que también militó en Independiente, Júnior y Veracruz. A la hora de dormir tenía “muchísimos (líos), porque los hoteles tenían camas chicas. Más de una vez les tuve que sacar el respaldo. Ahora tienen camas para tipos de más de 2 metros”, relata Bauza, quien ya ratificó su grandeza como estratega.

El día más triste de mi vida cuando César Luis Menotti me dejó afuera del Mundial 1982, luego de estar cinco meses concentrado con Argentina.Edgardo Bauza DT de San Lorenzo