Ya tienen los panegiristas de la Federación Ecuatoriana de Fútbol un tema para cantar loas a la ‘gloriosa FEF que nos ha llevado a tres Mundiales’ (los habrá llevado a ellos). Después de ‘la hazaña de Brasil 2014’, como la llamó el más obsecuente, en que nos arrinconamos en nuestro arco y nos despidieron en la fase de grupos, hoy estamos jugando el Mundial del Caos Directivo al que nos hemos clasificado siempre desde 1998. Y para orgullo de ‘Los Niños Cantores’, que forman el círculo áulico de la Ecuafútbol, estamos en la final sin que nadie pueda hacerle carrera a los dirigentes.

EL UNIVERSO publicó el jueves pasado varios de los desaciertos que por soberbia y arrogancia la Federación ha cometido en los últimos tiempos, especialmente en el control a los clubes morosos, violando sus propios reglamentos que se dictan para engañar a los jugadores y mantenerlos ‘tranquilos’ durante un tiempo, aprovechando la inmovilidad de su entidad gremial que hoy parece haber resucitado con fuerza, y que condujo a una huelga general de futbolistas que ya terminó, pero que paralizó el campeonato.

El asunto no es nuevo. Se conoce que hay seis o siete equipos que pagan puntualmente los sueldos de su plantilla y 18 (o 17, entre las series A y B) que no lo hacen. En el 2013 un club debía siete meses a su plantilla y al técnico ante la pasividad de la FEF, que nada hizo por remediar la situación. La deuda sigue con el agravante de que algunos futbolistas decidieron abandonar ese conjunto y buscar mejores horizontes. ¿El resultado? En sus nuevos clubes tampoco les pagan.

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El líder de la Asociación de Futbolistas del Ecuador (AFE), Edwin Tenorio, dijo a un medio, el 18 de julio anterior, que “los futbolistas pidieron dialogar (con la FEF) y no fueron recibidos”. El presidente de la FEF indicó públicamente, hace una semana, que no habría encuentro. Recién 72 horas después la Federación cedió ante la firme posición de los dirigentes de la AFE y el presidente los invitó a conversar, alegando que el diálogo con los jugadores “siempre ha ido cordial y fructífero”. Tenorio respondió tal como querían sus colegas. Aclaró que solo aceptarán “soluciones a largo plazo y no convenios que se disuelvan con el paso de los días”.

Y agregó: “Antes hemos sido tratados como la última rueda del coche y nunca se cumplieron los acuerdos”. Luego puntualizó que a la AFE “no le interesa dialogar con ellos (la FEF) ya que no confiamos en sus palabras y no se ve ninguna garantía de que vayan a regular la situación”.

En medio de un clima de tensión desde el inicio de este mes, el presidente de la FEF salió a declarar que respecto a la deuda de los clubes si se cancelaba lo correspondiente a marzo se ponía en orden todo el tema económico, en clara referencia a los roles de pago incumplidos. ¿Hasta dónde llega la impunidad y la soberbia? ¿Se puede hacer tabla rasa de la Constitución y del Código del Trabajo autorizando de manera explícita (al otorgar plazos hasta 90 días) a los equipos a no pagar los sueldos de abril, mayo, junio y julio? ¿En qué disposición legal se basó la Ecuafútbol para resolver una medida discriminatoria que atenta contra los derechos humanos? ¿Y qué hace el Estado ante esta situación?

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Las palabras del máximo directivo de la FEF rebosaron el vaso donde se agitaba una tormenta si tenemos en cuenta que, según Tenorio, las deudas de los clubes superan los $ 12 millones.

El caos en que vive el fútbol nacional, la desorganización, la lenidad en el control de los presupuestos de los clubes tienen su origen en dos factores. El primero es la permisividad de la FEF hacia equipos y asociaciones, que son los que votan en las reelecciones y aprueban los informes económicos. A más de la exagerada tolerancia (que acaba de reconocer el titular de la FEF) no hay que olvidar que, a excepción de unos pocos, estos presidentes de clubes y asociaciones son invitados por la FEF a los viajes por el mundo, como ha ocurrido desde la Copa América 1999. ¿No hay un contrasentido ético en que se invite a un Juez de Cuentas (que eso son los asambleístas del Congreso del Fútbol) a pasear por el planeta con los gastos a cargo del que va a ser juzgado? Tal vez el Ministerio del Deporte o el procurador general del Estado nos saque de esta inocente duda.

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El segundo factor es la clasificación a la fase final del Mundial. En eso se centra el 99 % del empeño de la Ecuafútbol. Con llegar a la cita mundialista se tapan todos los desaciertos y errores. No importa que vayamos a tirar la pelota para cualquier lado cuando necesitamos ganar a Francia para pasar de ronda. Siempre habrá un ‘coro’ adicto que se encargará de decorar la torta para consumo de la afición nacional.

Y si alguien pretendiera poner fin al Campeonato Mundial del Caos de los directivos, ya se sabe la reacción: “Si nos tocan, la FIFA (la corrupción rampante) suspenderá a Ecuador”. Una transnacional privada con sede en Suiza tiene más poder en nuestro país que la Constitución de Montecristi y que el Estado mismo.

¿Y nuestra soberanía?

Hoy parece haber resucitado con fuerza la AFE, lo que ha conducido a una huelga general de futbolistas, que terminó, pero paralizó el campeonato.