Mishelle Molina, de 18 años, al momento es una de las más destacadas voleibolistas del Ecuador por sus remates potentes (80 a 90 kilómetros por hora) y efectividad de los mismos (85%), ya sea en campeonatos sobre parqué o en la arena. Sus virtudes técnicas le han permitido representar a Esmeraldas y al Ecuador en varias torneos.

Ayer viajó con la Tricolor a Portugal para competir en un circuito mundial de voleibol de arena, con miras a intervenir en agosto en la misma especialidad en los Juegos Olímpicos de la Juventud, en China.

Su vínculo con este deporte fue por observación. Tenía 12 años cuando acudió a la playa de Las Palmas, en Esmeraldas, a ver un Sudamericano de arena que le despertó interés por el voleibol. En su barrio empezó a practicar lo que había visto, primero con una pelota de fútbol y luego en la escuela de voleibol de las villas de Petroecuador, dirigida por Jefferson Carrillo.

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Aprendió a rematar con fuerza y colocación desde las bandas, lo que causa daño a sus rivales. En un amistoso que jugó por escuela de las villas contra Esmeraldas, el entrenador Alberto Alcívar vio sus condiciones y la unió al grupo provincial en el 2008.

En ese año la actual figura tricolor debutó en salón y arena con el equipo esmeraldeño. En un torneo nacional de voleibol de salón, en Machala, realizó su primer gran remate. “Lo hice tan bien que recibí aliento y eso me motivó a seguir, a pesar de que la selección perdió ese partido”, recuerda la hoy bachiller del colegio La Inmaculada.

Desde esa temporada, el progreso de Molina no se detiene y sigue en ascenso con sus remates que son pura dinamita.

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En los torneos nacionales en los que ha participado Mishelle Molina, desde el año 2008, acumula dos coronas. La primera la ganó en Riobamba, en el 2010, al derrotar a Guayas.