Brasil cerró ayer un Mundial que será recordado por la histórica goleada que sufrió ante Alemania. La afrenta del 7-1 desnudó por completo a la pentacampeona en su propia casa y abrió un debate sobre cómo debe gestionarse el futuro de la selección.

La derrota frente Holanda por 3-0 en el partido por la tercera plaza puso un nefasto broche a la andadura brasileña, que clasificó finalmente en cuarta posición tras encajar 10 goles en sus dos últimos partidos. El sistema defensivo de Luiz Felipe Scolari terminó como el más goleado del Mundial, con 14 dianas en siete encuentros.

Brasil debate estos días qué ha ido mal y cuál debe ser el siguiente paso. El orgullo está tan herido que hasta se menciona la posibilidad de contratar un entrenador extranjero. Todos los dedos señalan al técnico Scolari y al coordinador Carlos Alberto Parreira. La federación brasileña eligió a los dos últimos entrenadores que hicieron campeón a Brasil en 1994 y 2002 para pelear su sexto título en el regreso del torneo al país 64 años después. Pero el equipo no respondió a las expectativas y salió vapuleado.

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"Quien tiene que decidir es el presidente (de la Confederación Brasileña de Fútbol, José María Marín)", dijo el sábado Scolari sobre su continuidad.

Brasil evidenció que está muy lejos de las mejores selecciones del mundo, tanto en calidad como en propuesta futbolística. No tuvo un solo partido tranquilo. Jamás controló el juego. Eliminó en los penales a Chile en octavos de final. Después superó a Colombia en un partido durísimo, que le costó una grave lesión a su estrella Neymar.

Entonces llegó Alemania y los siete goles. La peor goleada de su laureada historia y una humillación histórica igual o superior al Maracanazo. El capitán Thiago Silva dijo que ese resultado es algo que no volverá a pasar en 100 años. Da la impresión que mientras las selecciones sudamericanas dan pasos adelante, Brasil camina hacia atrás.

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"Fue el peor resultado de la historia. Lo sé", admitió Scolari. "Pero tengo que ver el lado positivo. En 2006 y 2010 no llegamos entre los cuatro mejores, y en 2014 estuvimos en semifinales", añadió el técnico en defensa de su trabajo.

El futuro inmediato solo tiene una certeza: Neymar. El delantero del Barcelona, de 22 años, quedó a salvo de la mancha del Mineirazo. Cuando pudo reponerse mínimamente de su fractura de vértebra regresó con sus compañeros y compareció en rueda prensa para levantar el ánimo de un país golpeado.

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Contra Holanda se vistió de corto y se sentó en el banquillo junto al resto del grupo. En plena rueda de prensa de Scolari tras el partido contra los holandeses, interrumpió a su técnico para darle un abrazo delante de los medios de comunicación.

Neymar es el referente y Brasil cuenta con jugadores de calidad como David Luiz y Thiago Silva que van a seguir en la selección. Pero el equipo necesita rencontrarse con el fútbol. La impresión es que Parreira y Scolari quedaron anclados al pasado. El juego ha evolucionado mucho. Los sistemas, también. En Brasil, nadie sabe muy bien donde está el medio campo. No es una cuestión de talento. No siempre hay un Romario o un Ronaldo, pero pocos países exportan tantos futbolistas como Brasil. Y lo seguirán haciendo.

El Mundial que más ilusionó a Brasil terminó como una pesadilla. El título de la Copa Confederaciones del año pasado parece que fue un espejismo. La renovación, casi revolución, se antoja obligatoria si la pentacampeona quiere volver a pelear el título.