Por Jorge Barraza (jbarraza@uolsinectis.com.ar)

Es feo que el periodista saque chapa, “yo dije esto y lo otro”. Porque algunas veces acierta, y muchas se equivoca. Sin embargo, de lo último no se acuerda. No obstante, vale volver sobre lo que escribimos en marzo último: “Desde el juego, puede ser un Mundial brillante, el mejor de la historia”. Lo intuíamos porque estaban dadas todas las condiciones: los mejores equipos y jugadores del mundo, 63 de los 64 partidos jugados de tarde, que es la hora natural del fútbol, y una temperatura agradable de entre 25 y 28 grados, este último un tópico fundamental para el desarrollo de un buen juego.

Hoy, en apenas dos jornadas, no tenemos un ápice de duda: nunca un Mundial tuvo inicio más promisorio. Hablemos de la era moderna, digamos de el '66 hacia acá. Intenso, discretamente agradable Brasil-Croacia; emotivo, vibrante México-Camerún; extraordinario Holanda-España; bonito Chile-Australia. Y todos regados generosamente con goles.

Publicidad

* EXCEPCIONAL HOLANDA. ¡Qué espectáculo! Jamás un campeón vigente había caído por cinco goles en el Mundial siguiente. Holanda acaba de establecer un nuevo récord: ¡5 a 1...! ¡Qué cosas tiene el fútbol! Ganaba España 1-0 con un penal que no fue y en el minuto 42 David Silva quedó sólo frente al arquero Cillessen, la quiso “pinchar” y el uno la echó al corner. Era para sentenciar el resultado. Del saque, el buen lateral izquierdo De Vrit mandó un centro larguísimo al área, donde estaba únicamente Van Persie. El “9” del Manchester United, volando casi, metió un cabezazo espectacular por encima de Casillas y empató el juego. Del posible 2-0 al 1 a 1. Y ahí nació otro partido. Tras el descanso, Holanda pisó al campeón, lo arrolló, primero de contraataque; luego, cuando España ya estaba vencida y deshilachada, dominaba todo, campo, pelota y situaciones.

* LO DE ROBBEN FUE ROBO. Enloqueció a Piqué y Sergio Ramos (mucho más veloz que ambos), lideró contragolpes mortíferos. Tuvo un gesto técnico fabuloso en el segundo gol al bajar de aire un pelotazo de 35 metros, con dos rivales a sus flancos, dominó, desparramó tres veces a Casillas y fulminó al ángulo ante la desesperación de Piqué y Ramos. Luego, en el cuarto gol (segundo suyo), se la tiraron larga, Robben corría a 37,8 kilómetros por hora y Ramos a 31. Le sacó una vuelta de ventaja. Diego Latorre, habilísimo ex jugador de Boca, hoy respetado analista, comentó hace un par de semanas que presenció las semifinales de Champions League desde dentro del campo de juego: “Me pareció increíble la rapidez con que se juega actualmente, y las proezas técnicas que hacen los futbolistas a esa velocidad. Lo de Robben es fabuloso, pero todos, todos son unos monstruos”. Lo escribió en la contratapa de Olé.

Casi en el mismo nivel de Robben brilló Van Persie, retomando su protagonismo internacional, alicaído en los últimos tiempos en el United.

Publicidad

* HONORES A VAN GAAL. La presentación holandesa fue tan espectacular, tan promisoria, que con toda seguridad cincuenta mil holandeses estarán mañana en las agencias de viaje haciendo reservas para Brasil. Es una actuación de esas que otorgan automáticamente el rótulo de candidato. Cuando un equipo pone en escena una obra semejante cabe congratular a su director. Fisica, táctica y técnicamente, fue otra Naranja Mecánica. El fútbol le debe a Holanda un acto de justicia, un título del mundo por sus reiteradas contribuciones al buen juego. Merece algo grande.

* GOLPE DE NOCÁUT. Más allá de que pueda reponerse y pasar de ronda, lo de España es un golpe de nocáut. Es el boxeador al que le impactaron el mentón y besó la lona, se levanta, escucha la cuenta de ocho y sigue, pero ya no le dan las piernas, es un flan y al siguiente golpe vuelve a caer. De esto no se repone. Apostaríamos el sueldo a que no tiene futuro en esta Copa. Y desde ya perdió el cartel de favorito. Se lo volaron el primer día. “Humillación mundial”, tituló Marca.

Publicidad

Nos pareció ver en España al tambaleante FC Barcelona de los últimos tiempos. De hecho, esta selección es una prolongación a través de Piqué, Jordi Alba, Xavi, Iniesta, Busquets, Pedro. Fue glorioso, pero debe revisar su juego. Le tomaron la mano. Cuando ataca, no lastima; cuando defiende, hace agua por los cuatro puntos cardinales. Y allí no juega Messi, no lo pueden responsabilizar. Es el mismo problema que el del Barça: el tiqui-taca se envejeció, perdió frescura. Puros toques laterales, sin velocidad, sin cambio de ritmo ni triangulaciones, sin el desequilibrio personal que logra la superioridad numérica. Y cuando pierden la pelota, como España es un equipo corto, lo sorprenden de contra, con muchos espacios vacíos para explotar. Lo que pasó con Holanda.

* UN MÉXICO MUY LINDO... Y querido. Triunfo importante, desempeño auspicioso del campeón olímpico sobre Camerún. Lo que debió ser una cómoda goleada terminó siendo una sufrida tarde coronada apenas por el 1 a 0. El juez colombiano, a instancias de su línea Humberto Clavijo, anuló dos goles legítimos al hábil Giovani Dos Santos. En medio de esos dos fallos terribles, Clavijo abortó también un avance del peligroso Oribe Peralta, que se iba solo hacia el arco. También estaba habilitado, también le levantó la bandera. Una triple falla insólita que, sumada a los errores del japonés Nishimura en Brasil-Croacia, preocuparon a la prensa mundial. Se dan muchos cursos para los jueces, muchas recomendaciones, pero las fallas se repiten siempre. La FIFA ha dicho hasta el hartazgo que, “en caso de duda, hay que dejar seguir” o “favorecer al bando atacante”. Clavijo no tuvo dudas, y benefició al otro bando.

* TOQUE DE HUMOR. Referente a los jueces, la portada de Lance, el diario deportivo más popular de Brasil, acertó con una humorada: Puso: “La Copa es nuestra. Neymar es nuestro, Oscar es nuestro, el gol de Croacia es nuestro. Y el juez también: TODO ES NUESTRO”. Genial.