Llegó el 12 de julio del 2011 y pronto el argentino Damián Díaz se convirtió en ídolo de los fanáticos de Barcelona. En su primera temporada no consiguió el título que los amarillos buscaban desde 1997, pero en la campaña 2012, el llamado Kitu, fue uno de los artífices de la coronación en la obtención de la ansiada estrella número 14.

El desempeño de Díaz satisfizo a la directiva canaria, que compró su pase y ahora lo vende en casi $ 4,5 millones (el futbolista recibiría alrededor del 15% de esa cifra). Hoy está prevista su partida rumbo a Arabia Saudita, donde militará en el Al Wahda.

Aunque Narciso Mina hizo 30 goles en el 2012, y fue decisivo para la consagración, fue Díaz a quien la hinchada transformó en ídolo. Su habilidad y su garra pueden ser dos de las razones.

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Pero tal vez influyeron más los dos goles de chilena que marcó (uno, el 1 de julio del 2012 en la victoria 3-0 ante Técnico Universitario. El otro, el 19 de septiembre del año pasado, en el triunfo 4-3 sobre Cobreloa, de Chile, en la Copa Sudamericana). O porque Díaz nunca perdió un Clásico del Astillero y marcó dos veces en la mayor paliza canaria sobre su tradicional rival (5-0, el 4 de noviembre del 2012).

Temperamental

Un defecto de Damián Díaz era su insistencia al reclamar. Eso le costó, el 26 de febrero de este año, la suspensión de un mes y una fecha por empujar al árbitro Miguel Hidalgo.

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Regateador

En Barcelona confirmó lo que mostró en Rosario Central, Boca Juniors y Colón de Santa Fe: su gran habilidad, y aunque a veces abusó de ella, agradó al público y fue útil al equipo.

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No daba entrevistas

Díaz evitaba contacto con la prensa, no concedía entrevistas y solía ser descortés con quienes buscaban su opinión.

Si se va Damián, debemos estar mentalizados. No hay (un sustituto). Hoy en la cabeza no tengo uno. Es difícil conseguir un jugador así”. Gustavo Costas, DT de Barcelona