Así empezamos año: entre un frío glacial que no recordábamos por años en la ciudad de Quito y el calor político.
Tan práctico y liviano; tan dúctil y maleable; tan barato y accesible; tan universal y de usos tan diversos; tan durable y por ello, tan mortal. Por esos atributos nos estamos inundando de plástico y con ello, estamos ahogando en él, la vida.
Las vueltas que da la vida han hecho que recale una temporada en Panamá para conocer las comunidades indígenas del istmo: Embera, Kuna y Ngäbe-Buglé, unas gentes maravillosas.
Espíritu humano
Recuperemos la sensatez, la ecuanimidad, el sentido común. Con este lema la sociedad civil catalana salió el domingo 8 de octubre a manifestarse pacíficamente en las calles de Barcelona; cientos de miles de catalanes hicieron oír su voz y escucharon a un peruano recordarles su lugar en el mundo y en la historia.
Estado de derecho
Me había propuesto dejar estos temas, no asomarme al pozo negro de la corrupción institucionalizada que impregna todo y me revuelve las tripas, pero aprendo que esto de meterse a opinar es abrir una caja de Pandora sin saber con qué se va uno a encontrar.
Salí a la marcha convocada por los trabajadores. ¡Qué alegría volver a la calle, al espacio público y por primera vez en años, poder acceder a la plaza de todos, la de la Independencia! Volver a ver a ciudadanos buscando una manera de comunicar su sentir y su pensar, en paz. Una bocanada de aire fresco.
Y por nosotros también. He tenido oportunidad de seguir el debate sobre la aprobación del reglamento que regulará el denominado referéndum para consultar a los catalanes si quieren separarse de España
Paradójicamente, de El Aromo lo que emana es un aire a podrido, nauseabundo y pestilente. Según información procedente de este mismo diario y otros, el costo para los ecuatorianos de este fallido proyecto asciende ya a 1.528 millones de dólares, elevado monto que no sirve para nada, un desperdicio más de la década abusiva.
Década ganada dicen los partidarios fanatizados del expresidente Correa; perdida, dicen sus detractores y algunos comentaristas van más allá y la denominan década saqueada.
En este mismo espacio, al cumplirse dos meses de la posesión del presidente Moreno, decía que había llegado la hora de la verdad y que se nos la dijera, por dura que esta fuera.
Veo con preocupación los acontecimientos en Venezuela; no solo por los ya más de cien muertos resultantes de esta última ronda de protestas, sino también por el drama humano y cotidiano que observo en mi rededor.
A pocos días de que el gobierno del presidente Moreno cumpla dos meses desde su posesión, escribo esta nota con ánimo expectante, oteando el horizonte en busca de definiciones.
Un desvelo me permitió ver en vivo la ceremonia funeral de Helmut Kohl en el Parlamento Europeo.
Esa es la impresión que sobre los resultados de los procesos electorales en Francia y en el Reino Unido me dejan y que comparto.
Va siendo hora de que el Miduvi haga honor a su nombre. Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda, que de desarrollo urbano, poco o nada ha hecho.
En una columna anterior me referí a la prioridad que debe darse a la vivienda urbana, pero también la necesidad de cambiar de enfoque para concebir y ejercitar la vivienda como parte de la construcción de ciudades, liderada por los municipios.
El de la vivienda es uno de los ofrecimientos centrales del gobierno que se inicia, pese a que su antecesor, en una década larga, gastó miles de millones en ella, desbarató las políticas públicas que el país construyó al respecto, devastó la institucionalidad del sector y quebró a los pocos promotores de vivienda de interés social que todavía se esforzaban por generar una oferta de vivienda digna para familias de menores ingresos.
Como muchos, respiro con alivio al conocer que la extrema derecha populista encarnada por Marine Le Pen fue detenida por el joven Macron en una relación de dos a uno.
Sombrío. No encuentro adjetivo mejor para describir el panorama que se cierne sobre nuestro horizonte.
En medio de la campaña para la segunda vuelta electoral, quiero tocar un tema que podría pasar por anecdótico, de no ser sintomático de los estados de ánimo que rondan al país y que, me parece, requiere un urgente tratamiento profiláctico para detener la posible infección y el desangre. Me refiero al incidente del atún.
Luego de días de incertidumbre y zozobra, habrá segunda vuelta, lo que lleva a preguntar si estamos a tiempo de pensar un país.
Que en la noche todos los gatos son pardos, dice el refrán; que en el mismo lodo todos quedan manoseaos, nos señala un tango que describe los desafueros del siglo XX, en que todo se reduce a un cínico cambalache.
En mi retina queda la imagen de Nigel Farage, exjefe del UKIP, que felicita al presidente electo Trump, delante de las doradas puertas del fortín del magnate.
Verde floresta, verde selva, verde esperanza. En una columna anterior hablé de las energías verdes, en particular de la solar, que en nuestra latitud abunda y es de libre disponibilidad.
Si por el título pensó que estoy haciendo predicciones electorales, lamento decirle que está descaminado.
Con esta expresión la sal quiteña se refería a una casa, diferente de nada conocido, para hacer patente su extrañeza.
En una columna anterior preguntaba hacia dónde vamos como país y afirmaba la necesidad de dejar de vernos el ombligo y alzar la mirada para observar la dirección en que gira el mundo para tratar de entender cómo nos insertamos en ese movimiento.
Culminó la reunión de Hábitat III en Quito y es pertinente preguntarse qué deja para nuestro país.