“Karen (Flores Mondragón) sigue bastante mal; sé que le iban a hacer una traqueotomía”, expresó ayer Roberto Rodríguez, exconviviente de la madre de los cinco menores que la semana pasada fallecieron por asfixia durante un incendio en la ciudadela Floresta II.

La paciente, quien sufrió laceraciones en el sistema respiratorio, permanece asilada en el hospital Luis Vernaza; mientras que el presunto autor del siniestro, Gabriel Murillo Barzola, está en el policlínico del Centro de Rehabilitación Social de Varones Nº 1 de Guayaquil.

“Sabemos que ha recibido amenazas de muerte; si algo le llega a pasar a él, demandaremos a los responsables”, dijo María Ortega, familiar de Murillo, quien habría sido agredido por dos guías y un empleado de la cárcel, la semana pasada.

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La mujer señaló que solicitarán, a través de su abogado, que su pariente sea trasladado a una casa de salud, pues su vida corre peligro en la cárcel.

El fiscal Francisco Bodero, quien indaga el caso, señaló que alista la reconstrucción de los hechos en la Floresta II. Ahí estará presente Murillo.

Además, irán los policías que lo retiraron de la casa la madrugada del 8 de abril y dos testigos; asimismo, el fiscal se trasladará a Cacique Álvarez y Franco Dávila, en el centro de Guayaquil. En ese sitio Flores y Murillo habrían comenzado a discutir porque la mujer supuestamente saludó a un exconviviente.