Luego de que decidiera suspender la marcha para protestar por los resultados electorales, Henrique Capriles ha logrado el reconocimiento en sectores venezolanos por contribuir a calmar los ánimos y bajar las tensiones.

Pero la gran encrucijada ahora es saber si en el futuro el líder opositor será capaz de contener los encendidos ánimos de sus seguidores en caso de que no se realice el recuento total de los votos.

Para Luis Vicente León, analista de la firma de análisis político Datanálisis, el problema planteado en Venezuela no es ni siquiera un asunto técnico de las máquinas de votación, de la posibilidad de hacer el reconteo o de la contundencia de las pruebas que Capriles pueda mostrar, sino que es un asunto fundamentalmente político.

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“No importa el nivel de las pruebas, lo importante es la política. Lo importante en este momento no es ni legal, ni técnico, es político: la mitad del país merece que se haga una auditoría porque no hay ningún problema en hacerlo”, dijo.

Desde Bogotá, Jorge Restrepo, director del Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos, dio pocas probabilidades a que el reclamo de Capriles prospere, debido al dominio del chavismo en las instituciones del país.

Señaló que lo más preocupante es “que se percibe como que hay una transición muy cercana a un camino autoritario, es decir por el uso, por ejemplo, de las cortes para acallar la oposición, para criminalizar la protesta ciudadana”.