Más de veinte explosiones pusieron ayer en vilo a los moradores de la décima etapa de la ciudadela  Alborada y de sus alrededores, en el norte de Guayaquil. El incendio originado en una bodega de la empresa Incinerox, en la que  se almacenaban productos químicos, generó pánico e incertidumbre.

Eran cerca de las 07:00, cuando un guardia del conjunto industrial Maribos, ubicado en las avs. Guillermo Cubillo y Felipe Pezo, alertó de que de una de las bodegas salía humo. En cuestión de minutos la densidad de este aumentó y el hongo que formó se elevó de tal forma que se lo pudo observar desde el sur de la urbe.

Enseguida, unas 80 unidades del Cuerpo de Bomberos de Guayaquil, entre ellas carros escalera, acudieron al lugar. Según el coronel Martín Cucalón, primer jefe de la entidad, dos bodegas del conjunto resultaron afectadas. Indicó que la Policía Judicial del Guayas se encargará de investigar las causas y el origen del hecho.

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Juan Borbor, quien labora en una bodega contigua, relató que él y otros trabajadores sintieron que las paredes de división se calentaban; lo que los obligó a evacuar. Su compañero Darío Barre contó que la bodega donde se originó el fuego pasa la mayor parte del tiempo sin personal. “Solo llegan a dejar químicos y se van”.

Cincuenta policías recibieron el apoyo de miembros de las Fuerzas Armadas para el control del paso a la zona de emergencia. Elementos de la Comisión de Tránsito del Ecuador cerraron el tráfico vehicular en varios sectores para facilitar el ingreso de los carros del Cuerpo de Bomberos y obligaron a los automotores particulares a desviar sus rutas.

Cuando las llamas parecían controladas,  nuevas explosiones obligaron a los socorristas a duplicar esfuerzos y a requerir la presencia de la Unidad de Materiales Peligrosos.

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“Hubo más de veinte explosiones por el material altamente inflamable, se hizo difícil trabajar; la temperatura es muy alta y perjudicó a los bomberos”, dijo el capitán Álex Garcés.

A las 10:50, el coronel Cucalón informó que la emergencia estaba controlada y que habían usado espuma química. Pero, algunas unidades permanecían en el sitio hasta la tarde refrescando los escombros para evitar que se eleve la temperatura y aparezcan más llamas.

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Pese a esta acción, por la noche, alrededor de las 20:00, se informó que seis tanques que contenían un líquido aceitoso estaban haciendo combustión. El humo e incluso el fuego se habrían reactivado en los escombros de la bodega. Esta contingencia fue atendida por unos 30 bomberos, 4 motobombas y 2 ambulancias. También un tractor del Municipio acudió para retirar desechos.

Hasta el cierre de esta edición, se confirmó que diez bomberos –de los
500 socorristas de la ciudad y de Samborondón que colaboraron en la
mañana y tarde–  resultaron afectados y fueron atendidos en diferentes
casas de salud.
 Uno sufrió una fractura en la pierna derecha; otro,
una contusión en la cabeza; cuatro más, quemaduras leves y el resto,
síntomas de asfixia. Se conoció que los dos primeros fueron
hospitalizados.

Varios moradores del sector se quejaron de la
existencia de bodegas y fábricas en una zona residencial. Entre ellos 
Carlos Abad, habitante de la Alborada por 27 años, quien consideró que
es hora de que las autoridades evalúen la posible reubicación de las
mismas.

Al ser consultado sobre esa crítica de la población, el
coronel Cucalón respondió: “Seguramente las bodegas estaban antes que
las viviendas, entonces ya es otro tema...”.

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Geovanny Toral,
dueño de una bodega de juguetes, esperaba ansioso que los policías y
militares le permitieran ingresar para verificar si su producto había
sufrido daños.  Aseguró que en el sitio tenía una gran inversión, no
precisó cuánto.