El padre Luigi Arba Ortalli cumplió ayer un siglo de vida con lo que se convirtió en el primer sacerdote salesiano en llegar a esa edad dentro de esta comunidad religiosa en Ecuador.

Parco y observador, prefiere escuchar las conversaciones que giran en torno a él, a su historia y a su obra, antes que emitir un comentario pone toda su atención a los demás que siempre lo han llamado con cariño padre Arbita.

Elda Romero, docente de la escuela San Juan Bosco del cantón Zaruma (provincia de El Oro), cuenta que el padre Arbita encabezó su edificación y reconstrucción en tres ocasiones, en 1948, 1970 y 1999.

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Su amigo Paolo Tardiola vino desde Italia para visitarlo en su centenario. Él conoció al sacerdote 20 años atrás, cuando Arba visitó Cagliari y puso un anunció en un diario local para pedir colaboración económica para construir un hospital en Macas (provincia de Morona Santiago). “Lo encontré a última hora antes de que se fuera en el avión a América”, cuenta.

Tardiola afirma que hace ocho años, cuando Arba tenía 92, un día lo llamó para que lo ayudara en la construcción en Zaruma de una “casa para viejitos” de 65 años en adelante.

Jesús Avilés, la enfermera y cuidadora de Arba, asegura que este siempre dice que es su hermana y él se preocupa por la salud de ella y todas las personas que ahora lo ayudan.

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El sacerdote tuvo dos hermanas, las cuales también dedicaron su vida a la religión, pues son monjas en Italia.

Arba nació en Cagliari (región italiana de Cerdeña) el 11 de marzo de 1913. Terminó el noviciado de Lanuvio (Roma) en 1933. En la misma ciudad estudió filosofía y después fue enviado como misionero al Ecuador en 1934, donde se mantiene hasta ahora.

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Entre los cargos desempeñados en el Ecuador destaca el de ecónomo inspectorial de los Salesianos –época en que hizo las gestiones para construir el edificio de cemento del Cristóbal Colón– (entre 1955 y 1965); director del Colegio Técnico de Cuenca; ecónomo de la misión de Macas y párroco de esa ciudad; párroco de Zaruma y vicario de Riobamba, entre otros.

El pasado domingo se ofició una misa en su homenaje, en el santuario María Auxiliadora.

Posteriormente se efectuó un brindis, se presentó un grupo de mariachis, se entregaron regalos al padre y se proyectó un video que reseñaba su vida.