En una cama del área de Traumatología del hospital Verdi Cevallos Balda está asilado Augusto Vélez Zambrano. Tuvo un accidente en motocicleta, ha perdido la sensibilidad en su brazo derecho y, además, tiene una fractura en el húmero. Se fracturó también la tibia y el peroné de su pierna derecha. En la pared cuelgan imágenes de rayos X que dejan ver la gravedad de sus lesiones.

En la misma área está asilado Florentín Vélez, a quien Augusto llevaba en su moto el 13 de febrero pasado, día del accidente. Y a Augusto no solo le preocupan las lesiones, sino también la vigilia de cuatro policías. Esto porque el vehículo que él conducía chocó con otra moto y producto de aquello falleció el otro conductor, Juan Carlos Tuárez Cevallos.

Augusto Vélez reconoce que conducía en estado etílico en aquella ocasión. “Nos tomamos unas 20 cervezas entre seis amigos”, afirma el agricultor, que ahora no sabe qué hará con su brazo inmóvil, mientras los médicos lo tratan por la pérdida de una parte de la tibia debido al accidente ocurrido en la parroquia Chirijo de Portoviejo.

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Los Vélez y Tuárez son solo tres de las víctimas de los accidentes en moto que en Portoviejo tienen cifras reveladoras: el 80% de operaciones traumatológicas son a motociclistas accidentados.

Esa es la estadística del hospital Verdi Cevallos Balda, de la capital manabita, basándose en datos del 2012 y lo que va del 2013. El año pasado, los dos únicos traumatólogos de esa casa de salud realizaron 478 intervenciones quirúrgicas a accidentados en motos.

El promedio es más preocupante en el área de Emergencias, según Fernando Rodríguez, jefe de esa unidad en el Verdi Cevallos. Indica que del total de las personas que ingresan a esa área en los últimos meses, un 95% son traumatizados por accidentes de motos. Según el profesional, diariamente se tiene registro de 80 traumatizados leves, 40 moderados y 3 graves.

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Esta realidad es tan solo una muestra y refleja lo que sucede también en otras ciudades manabitas y de las provincias costeras del país, donde el uso de motocicletas se ha masificado.

En el Verdi Cevallos de la capital manabita se atiende a usuarios que llegan de la mayoría de cantones de Manabí, especialmente de las zonas centro y norte de la provincia, donde se registra un alto número de accidentes de tránsito y más aún en sectores donde el único medio de transporte es precisamente la motocicleta.

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El traumatólogo Carlos Macías cuenta que en febrero estuvo solo por las vacaciones de su compañero de área, Eduardo Toaquiza, y debió realizar hasta tres operaciones diarias a pacientes que han sufrido accidentes principalmente en motos. Estas llegan a tener una duración de hasta tres horas.

Si estas cirugías se hicieran en clínicas particulares, el costo llegaría fácilmente a los 5.000 dólares, explica Macías.

“Claro que necesitamos más traumatólogos, pero también conciencia de la ciudadanía. En algunos casos, los accidentes se originan porque los usuarios están ebrios y otros por irresponsabilidad. Mire ahora, en la sala de Traumatología tenemos 33 pacientes; antes yo atendía consulta externa dos días y también operaba, ahora, ante esta realidad, dejé la consulta externa para dedicarme de lleno los cinco días a operar”, señala Macías.

Bolívar Vinueza, jefe de Tránsito en Manabí, coincide que hay falta de conciencia e irrespeto a la Ley de Tránsito.

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“Pese a que se inician campañas y se les explica que deben usar cascos de protección, tanto el chofer como el acompañante, unos no acatan y otros incluso hasta llevan exceso de pasajeros”, menciona Vinueza.

En el 2012, en Manabí, se registraron 1.151 accidentes de tránsito que generaron la muerte de 142 personas y heridas en 1.194. En esa cifra no se especifica en cuántos siniestros estaban involucrados motociclistas y mucho menos cuántos de esos conductores o acompañantes fallecieron.

Las consecuencias de accidentes de tránsito como los que se involucran las motocicletas pueden ser fatales o casi imposibles de revertir.

Las lesiones en las extremidades inferiores (piernas) ocasionan que una persona pase hasta ocho meses en recuperación para tratar de volver a la normalidad, dice Macías.

El médico refiere que las lesiones más frecuentes son las fracturas expuestas de tibia y peroné, las que incluso por el lugar donde ocurre el accidente podría degenerar en una infección en el paciente, pues en algunos casos las heridas se contaminan con la vegetación y hasta el polvo o lodo.

En ese caso, los traumatólogos aplican la osteosíntesis, un tratamiento quirúrgico que consiste en reducir las fracturas fijándolas con implantación de placas, clavos, tornillos u otro elemento que forje una estabilización en las extremidades.

Esa experiencia la vive Alberto Solórzano, quien el mes pasado tuvo un accidente en Chone y lleva en su pierna izquierda clavos encerrojados.

Gene Alarcón, director médico del hospital Verdi Cevallos Balda, recalca que en esa casa de salud se requieren al menos otros dos especialistas en traumatología, pero considera que también debe existir mayor conciencia de las personas a la hora de conducir.

“No cree usted que es mejor evitar accidentes, mayor control en carreteras, para que no sigan personas perdiendo la vida o teniendo lesiones graves. Una moto cuesta 800 dólares, pero un solo clavo encerrojado para estabilizar tibias y peroné cuesta 900 dólares. Entonces, creemos que se requiere más la exigencia en una cultura de control en carreteras”, afirma el profesional.

Pero sus intenciones van más allá. En las próximas semanas, el área de Comunicación de este hospital, dirigida por Miguel Erazo, junto con los especialistas de Traumatología y directivos de este centro de salud, emprenderán una campaña de concienciación a los manabitas sobre los efectos de los accidentes de tránsito en motocicletas. Llamarán a los ciudadanos a evitar más muertos y lisiados.

Testimonio: Sobres los efectos
Manuel García Carranza

“Yo iba en mi motocicleta cuando fui embestido por una camioneta. Luego del accidente quedé en estado de coma, pero luego de los tratamientos de rehabilitación mejoré un poco, aunque ya no tengo la misma movilidad, pues la lesión en la rótula de la pierna izquierda me causa aún dolor y todavía debo recibir terapia. Ya no puedo ser oficial en la cooperativa Coactur porque ahí debemos movernos rápido. Ya no puedo hacer eso y mucho menos puedo jugar fútbol que tanto me gusta; hoy solo puedo ayudarme recogiendo chatarra y a veces vender frutas porque estas lesiones te marcan para siempre.

Lamentablemente no puedo caminar con tranquilidad, pero al menos estoy con vida y sigo buscando rehabilitación para así tratar de volver a hacer lo mismo que antes”.