Ricardo Rivadeneira Carbo
rrivadeneira@radiocity.com.ec.- El tren está listo para partir. La bestia de metal atrapada en rieles de acero invita a sus tripulantes con el humeante ritmo de su maquinaria. Con un leve pero punzante silbido nos aprestamos a abordar e iniciar un recorrido vertiginoso por la programación de la televisión nacional de las 21:00. Como televidente me siento en la butaca e intento disfrutar del paisaje venidero dentro del vaivén zigzagueante del tren del zapping.

La aventura se inicia en el cerro. A lo lejos se perciben los vívidos colores de Ecuavisa y sus ya acostumbradas telenovelas brasileñas en el horario mencionado.

Fina estampa impone el tradicional estilo de este tipo de producciones con una historia que gira en torno a Griselda, una humilde mujer que trabaja por sus tres hijos y quien tendrá que enfrentarse diariamente a Teresa. Sin adentrarse en la trama, la telenovela ofrece situaciones de apremio gracias a la constante pugna entre ambas mujeres, las cuales entregan momentos que serán apreciados por los amantes del género y por aquellos que no se aburren al escuchar las mismas voces de doblaje, que se repiten en los diferentes dramones del Brasil.

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El tren realiza una estrepitosa caída hacia RTS. Los vagones se mueven con un nerviosismo digno de un ser humano mientras atraviesan los valles de Combate, el fenómeno televisivo que continúa con su segunda hora de transmisión a las 21:00. El conductor del transporte nos informa que en la zona ocurren pequeños deslaves producto de la energía que emana del limbo, donde se encuentran aprisionados sus participantes. El programa mantiene su eterno curso hacia la monotonía, con pocos cambios y mucha algarabía.

Subiendo un poco llegamos a Teleamazonas, canal que transmite en esta franja horaria la telenovela Porque el amor manda, una simpática adaptación de El Secretario. En esta producción de Televisa, el joven por siempre de Fernando Colunga trabaja como secretario en una empresa de cosméticos, donde tendrá que pasar una serie de situaciones bochornosas para poder ser aceptado por la madre de su hija.

De repente, el tren sufre una avería cerca de la meseta reinada por el canal Gamatv. Las 21:00 marcan la transmisión de dos adaptaciones de éxitos pasados. Las producciones Amores verdaderos (original de Argentina) y Corona de lágrimas (nueva versión del clásico mexicano de 1965) mantienen a las telenovelas de Televisa en un letargo creativo y una atemporalidad escalofriante.

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Una vez reparado el bólido montañoso, subimos con ahínco hacia TC Mi Canal. Ahí el viaje mejora con la presentación de Made in Cartagena, una serie colombiana que deslumbra con sus paisajes y con la ejecución de su obra. El drama se enfoca en las fechorías de la banda de Harvey Noriega y su plan de venganza en contra del dueño de un imperio banquero. Carmen Villalobos es la actriz principal, interpretando obviamente a una joven belleza, quien deberá conquistar al peor enemigo de la familia Noriega.

La serie se destaca por sus niveles de producción, cinematografía y la capacidad de implementar un estilo similar al de dramas policiales de la televisión estadounidense.

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Finalmente, nuestro recorrido culmina en la estación Uno. Aquí somos recibidos entre los cálidos brazos de José Delgado y las cámaras de En carne propia. El programa de Canal Uno, (transmitido desde las 20:30), se mantiene en la delgada línea entre el guilty pleasure y el estatus de leyenda. No hay dudas de que Delgado y su equipo trabajan sin cesar para lograr captar la otra cara de nuestra sociedad, manejando un estilo propio que lo sitúa en un folclórico altar televisivo.

Durante el recorrido nos topamos con seis canales de televisión, cuatro telenovelas, una especie de reality y el siempre comentado En carne propia. En la franja de las 21:00 no encontramos variedad, sino conformismo, pocas ideas y conceptos preconcebidos que son tomados como realidades absolutas, atadas en la repetición de las rieles de una locomotora.

En el tren del zapping hay estaciones por conocer, pero ningún lugar donde nos quisiéramos quedar.