Cada minuto se suben 72 horas de video a YouTube, eso es cerca de 2.000 videos por minuto. Pero solo una ínfima cantidad alcanza el éxito, que en esta era digital es aumentar exponencialmente el número de views o reproducciones. Lo hizo el rapero surcoreano Psy con el Gangnam Style, logrando más de 1.000 millones de vistas y ubicándose en el puesto número uno de los videos más reproducidos de la historia de YouTube. Pero si los usuarios se preguntan: “¿Existe una fórmula para lograrlo?”, la respuesta es no. No existe un mecanismo para que un video o un contenido de la web se vuelva viral. Simplemente, gusta y se comparte, según blogs especializados en tecnología como Mashable.

Antes de que existieran las redes sociales, hace más de 10 años, compartir información se basaba mucho en el “boca a boca”, hoy es a través de internet y el fenómeno es conocido como viralización. No tiene que ver con una enfermedad, ni con un virus dañino de computadoras, sino con la propagación de contenido a través de la red a la mayor cantidad de gente posible. Esta difusión parte de la misma intención de los usuarios, la de compartir.

Ni Delfín Quishpe con su videoclip sobre las Torres Gemelas (2006), ni Michael Telo con la canción Ai se eu te pego (2011), ni los Wachiturros con Tírate un paso (2011), hubieran tenido tanta repercusión mediática si no hubiera sido por las redes sociales. En música hay gustos para todos. Pero, ¿qué ocurre con videos célebres de YouTube como La caída de Édgar (2006), Gordito Sushi (2011) o Charlie bit my finger (Charlie mordió mi dedo, 2007)? Son de personas comunes y no cuentan con ningún tipo de talento, enseñanza o calidad videográfica. Según, Adrián Bajaña, fundador de la agencia de marketing digital Geeks, el factor común entre estos videos caseros y virales es la espontaneidad y la comicidad. Agrega que no existe una razón exacta por la que un video o contenido es millones de veces compartido, puesto que “es el público, al final, el que decide si es viral o no”.

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Twitter y Facebook son los canales principales por los que se difunde esta información, y en estas plataformas, a su vez, se generan otro tipo de mensajes contagiosos.

El tuit, ese texto de 140 caracteres, más viralizado hasta ahora fue el que publicó Barack Obama para anunciar su reelección como presidente el año pasado. Four more years (Cuatro años más) y una foto de Obama abrazando a su esposa fue retuiteado por más de 810.000 usuarios. El segundo con más retuits fue el que Justin Bieber posteó cuando murió la niña Avalanna. Ella era una fanática de 6 años que sufría de cáncer. RIP Avalanna. I love you fue su mensaje y más de 220 mil seguidores lo compartieron.

Por otro lado, existen los “memes”, que consisten en bromas en forma de imágenes, que suelen ser de personajes conocidos del cine, el deporte o la política, y que contienen frases cortas para ironizar sobre situaciones comunes de la vida. Estos son creados por los mismos internautas y luego ampliamente difundidos. “Son como las caricaturas de la web”, dice Bajaña.

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Tina Zerega, docente investigadora de la Universidad Casa Grande, considera que la viralización en internet se la puede entender de dos maneras: “Puede darse como una estrategia, en el caso de marketing viral, o como un fenómeno, videos, contenidos que se socializan rápidamente, aunque no hayan existido estrategias específicas”.

El marketing ha buscado adaptarse a este fenómeno social. “Las empresas buscan llegar a la mayor cantidad de personas y que éstas comenten sobre su marca”, dice Bajaña y añade que en Twitter también se utiliza el esquema de tener usuarios influyentes, no necesariamente famosos, que recomienden la marca.

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Varias empresas logran que sus videos tengan un gran número de views, pero otras fallan en el intento. Bajaña recuerda que el Gordito Sushi, personaje que se volvió famoso por su muestra de artes marciales en la Universidad Católica de Guayaquil, fue después convocado para un aviso publicitario, “pero no tuvo el mismo efecto”.

Otro personaje que surgió de YouTube y que luego apareció en un comercial chileno, fue el Tano Pasman (2011), un fanático argentino de más de 60 años, que se vuelve loco mientras mira en la televisión un partido del equipo de fútbol River Plate. El fenómeno llegó incluso a los canales de TV y a las radios.

Según Bajaña, existen dos tipos de público muy marcados: “Los usuarios digitales (jóvenes) avalan que el video sea viral a través de un medio digital; los usuarios tradicionales (adultos mayores) lo avalan cuando lo ven en el diario o en la TV y les llama la atención”.

Pese a que existe una tendencia a descubrir nuevos contenidos, a compartir experiencias cotidianas en lo que Zerega y varios autores llaman “la sociedad del espectáculo”, y a difundir divertidos videos, los líderes de la música y el entretenimiento continúan siendo los más seguidos. En el ranking de YouTube, los primeros puestos los ocupan Justin Bieber, J-Lo, LMFAO, entre otros.

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