Hoy se cumple un siglo del natalicio del educador guayaquileño Adolfo Jurado González, y el jueves 7 se rememorarán cien años de la muerte del poeta quiteño Antonio Clímaco Toledo Sánchez.

Jurado González vino al mundo el 2 de marzo de 1913 y fueron sus padres Francisco Jurado Cali y Aurora González Rumea, también guayaquileños. Después de estudiar la primaria con profesores particulares y en la escuela Modelo, pasó al Vicente Rocafuerte, allí se graduó de bachiller.

Desde entonces brilló como buen alumno y deportista; casi enseguida integró equipos de básquet y béisbol y estudió Jurisprudencia en la Alma Máter porteña hasta doctorarse con honores. Enseñó por algunos años en el plantel donde hizo la secundaria y además desempeñó el rectorado. Fue gobernador del Guayas, ministro de Previsión Social y Trabajo y también de Educación, etcétera. Visitó países americanos y europeos; falleció en diciembre de 1991. Es patrono de centros educativos y de una confraternidad de exalumnos vicentinos.

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Toledo Sánchez nació en diciembre de 1868. Quedó huérfano a temprana y con sacrificio terminó su secundaria. Se caracterizó por ser un excelente lector, bohemio e intelectual; sus contemporáneos y otros estudiosos afirman que era un hombre bueno y apacible.

Por ello, quizás, su obra poética triste, apasionada y tierna, al estilo del español Gustavo A. Bécquer, pero con su propia manera de expresar las cosas. Colaboró con La Revista Ecuatoriana y entre sus libros constan Primeros versos, Versos de circunstancias, Brumas y Poesías, que se publicó en 1915 después de su muerte. Trabajó como funcionario del Ministerio de Instrucción Pública; su poema Brumas fue musicalizado en ritmo de pasillo.