Desde las minas de cobre de la República Democrática del Congo al desierto rico en gas de Turkmenistán, desde los bosques de Siberia a las presas en la Amazonía ecuatoriana”. La presencia e influencia china en el mundo se expande y va en crecimiento. Así se relata en el libro titulado La silenciosa conquista china, que es promocionado por sus autores, los periodistas Heriberto Araújo y Juan Pablo Cardenal.

Araújo fue entrevistado por BBCMUNDO.COM en su visita de promoción a Londres (Reino Unidos) sobre la presencia global de China como uno de los eventos más polémicos de los últimos diez años.

Ambos periodistas españoles recorrieron 25 países para detallar el impacto y la influencia del país asiático que, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), tiene previsto convertirse en la economía más grande del planeta en el 2016 cuando supere a la de Estados Unidos.

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Los métodos tienen dos componentes. En uno, los países en desarrollo son el blanco principal de estas fórmulas, que incluyen captar contratos de infraestructura a cambio de proveerse de materias primas a largo plazo. El otro consiste en comprar la deuda externa de países desarrollados como Estados Unidos y las potencias europeas. Todo, como parte de un proceso a largo plazo: “Está sentando las bases del nuevo orden mundial del siglo XXI. El de un mundo bajo patrón chino”, dicen los autores en la introducción.

Entre los métodos está el financiamiento para la construcción de esa infraestructura a cambio de que empresas chinas obtengan los contratos.

Araújo y Cardenal dejaron sus corresponsalías para medios como la agencia Notimex en la nación más poblada del planeta (con 1.300 millones de habitantes), para viajar por dos años a 25 países en vías de desarrollo de Asia, África y Latinoamérica.

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El resultado fue el libro que pone en entredicho el tradicional reparto de poder global que se pactaba en el mundo desarrollado en EE.UU., Japón y las potencias europeas.

Solo entre 2005 y junio del 2011 las inversiones de empresas chinas en el mundo sobrepasaron los $ 378.500 millones. De este valor, unos $ 266.700 millones (70% del total) correspondieron a inversiones en países en vías de desarrollo donde más se evidencia la expansión e influencia de China.

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Araújo dice a BBCMUNDO.COM que lo que más sorprende es la escala de la expansión. “En los 25 países, China es o está a punto de convertirse en un jugador de primera línea en lo económico”, refiere.

Y menciona la influencia política que ejerce China en países como Irán o Venezuela, donde la potencia asiática ha jugado el rol de banquero. Hasta fines del 2012 Venezuela recibió créditos chinos por $ 20.000 millones.

Aquello ha convertido a China en un jugador estratégico de la economía mundial como una fuente de créditos alternativos a los que ofrecen los organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) o el Banco Mundial (BM).

Sobre todo para países a los que se les ha dificultado acceder a esos préstamos como Irán.

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En el caso de Ecuador, empresas chinas mantienen contratos con el actual régimen para instaurar la minería a gran escala en el país. Incluso, el primer contrato de este tipo se firmó el 5 de marzo pasado con la empresa china Ecuacorriente. Este implica la extracción de concentrado de cobre con la apertura de un cráter, lo que ha originado el rechazo de ambientalistas.

Los chinos ya trabajan en mejorar la infraestructura para trasladar el cobre desde la provincia amazónica de Zamora Chinchipe hasta la Costa, en El Oro. El proyecto de concesión es de 25 años y se ejecuta en la zona denominada Mirador.

Araújo explica que ya hay un antecedente del comportamiento chino en la región respecto de las explotaciones mineras. Menciona el caso de San Juan Marcona, población enclavada en el desierto peruano.

El periodista cuenta que los chinos compraron la mina en los años noventa y reactivaron económicamente esa región. “Nosotros estuvimos en el 2010 (...). Se están llevando el recurso natural de la manera más primaria. Vimos cómo sacan el hierro y lo llevan directo al buque que se lo lleva a China. De valor añadido, nada. Además está el impacto medioambiental. Están tirando los residuos de la exploración minera a la Costa en una población cuya segunda actividad es la pesca”, dice Araújo.

En un informe de este Diario se determinó que en el caso del proyecto Mirador se pretende extraer el concentrado de cobre para que salga como materia prima de las costas de la provincia de El Oro y el metal sea procesado en plantas chinas.

La potencia asiática también ha acogido el rol de banquero para Ecuador. Con financiamiento chino se ejecutan proyectos de infraestructura como centrales hidroeléctricas. Algunos de estos créditos han implicado la entrega de crudo como pago o garantía, según la Corporación de Estudios para el Desarrollo (Cordes) que hizo un análisis.

Según Cordes, solo desde julio del 2009, cuando se anunció el primer crédito hasta diciembre pasado, China otorgó seis préstamos que suman $ 7.253 millones, lo que representa las dos terceras partes de la deuda del actual régimen, a un interés que oscila entre el 6% y 7,35%. Además, en la investigación se cuestiona que los intereses sean mayores a los ofrecidos por organismos internacionales, que dan créditos a tasas cercanas al 3,5%.

Araújo y Cardenal también abordan el tema de los créditos chinos en su libro. Araújo dice: “Cuando (China) te concede un préstamo para un proyecto, no te pide que hagas ninguna reforma de tu política económica porque ellos por contrato se garantizan que van a tener el dinero de vuelta con recursos naturales”.

En La silenciosa conquista china se explica que el avance de China en el mundo va más allá de las relaciones de los países. También camina por la vía privada con los ciudadanos de a pie, aquellos chinos que juntan dinero o hacen préstamos para salir del país en busca de mejores oportunidades en el exterior.

Son “pequeños empresarios, gente que sale con poco y nada de China para hacer una vida en otros lugares. Entrevistamos a más de 500 personas, desde representantes de empresas a gente que se iba a buscar la vida en Sudán, por ejemplo, sin hablar una palabra del idioma”, refiere Araújo.

Esta fuerza laboral es importante para la economía de la potencia asiática. La silenciosa conquista china da datos: en el 2009 había 778.900 trabajadores chinos en 190 países que aportaron con unos $ 4.000 millones en divisas.

Como ejemplo, en el primer capítulo de la publicación se detalla el trabajo de los miles de chinos que recorren las calles de Egipto con carretas repletas de ropa china importada para venderla puerta a puerta. Lo hacen en medio de la precariedad laboral y pese a que no hablan el idioma oficial del país.

Se trata de trabajadores migrantes de las zonas rurales chinas, una fuerza laboral conformada por unos 300 millones de personas que son el combustible de la denominada ‘fábrica del mundo’, se menciona en un pie de página del libro.

Parte de este ejército de trabajadores quedó en el desempleo tras la privatización o desmantelamiento de las empresas estatales de la época maoísta a fines de los años ochenta, cuando comenzó la conversión de una economía estatal hacia una de carácter privado o mixto.

Antoine Kernen, experto en migración china de la Universidad suiza de Lausana, explica en el libro que la migración es una política que se incentiva desde el poder con las facilidades para salir del país y así reducir el desempleo y aliviar las tensiones sociales. “China se ha desvinculado de la tarea que supone el control de la migración de sus nacionales y ha transferido la responsabilidad a los estados receptores”, asegura Kernen.

La clave de la expansión china está en su necesidad de crecer su economía al menos a una tasa del 8% anual para mantener la estabilidad social. Aquello, en un país que necesita un “suministro constante de materias primas para que la fábrica del mundo y la urbanización no queden estrangulados”, se determina en la publicación.

En la entrevista con BBCMUNDO.COM, Araújo hace una diferencia entre la inmigración china y las prácticas laborales y empresariales exportadas a los países con los que la potencia asiática mantiene vínculos. “En China no existen contrapesos institucionales, no hay un estado de derecho que ponga freno a lo que hacen sus empresas. No es que sean peores que las estadounidenses o las españolas. Todas buscan la ganancia. La diferencia es que no tienen controles”, explica Araújo.

Ejemplos de la expansión china en el mundo con su política de controlar de principio a fin el negocio se pueden observar en países como Argentina, Venezuela, Costa Rica y Cuba, en el caso de Latinoamérica.

En Argentina, por ejemplo, hay una cadena de siete mil supermercados (Casrec) que se ha expandido. Sus dueños chinos hacen lobby en la Casa Rosada (sede presidencial argentina) para reunirse con la presidenta de ese país, Cristina Fernández. “Este es un ejemplo de la capacidad que tienen para expandirse y hacer negocios, para olfatear oportunidades. Al mismo tiempo, muchos expertos señalan que no cumplen con las reglamentaciones fitosanitarias, no pagan salarios mínimos, etcétera”, comenta Araújo.

Para los periodistas españoles, las autoridades chinas aprovecharon la exposición que suponía organizar los Juegos Olímpicos del 2008 en su capital (Pekín) para proyectar “la imagen fresca y amable de un país moderno y confiado en sus propias fuerzas. La imagen de China del siglo XXI”. En el libro se menciona, además, que desde entonces pasaron a segundo plano las noticias de atentados a los derechos humanos por parte de un gobierno dictatorial que ha instaurado un modelo en el que convergen dos sistemas para algunos analistas disímiles: el comunismo y el capitalismo.