Por más bajo que voló, la balletista alcanzó el cielo, la vistieron de cisne, le inyectaron poesía, se murió de muerte sobrenatural. A veces estamos tan anclados en nuestro propio te quiero que no logramos escuchar el que nos susurra el ser amado. Venus se desnudó cuando se dio cuenta de que no podía más esconder su ropa. Si yo fuera de bronce no se escamaría mi piel; si fuera de arena, el mar me habría borrado. Tuve que escoger entre obra y arte: me fue mal en ambos casos. Quizás por enamorarnos de la luz no intuimos lo que esconde la sombra. El masoquismo es prurito de desesperanza, no de desesperación. Anhelo avanzar pero me siguen halando desde el pasado. Una cosa es recibir la luz, otra es ser atropellado por ella. Si te gusta llorar sangre acostúmbrate a ver el mundo en un solo color. Ser esclavo de alguien puede volverse glorioso, pero ser esclavo de uno mismo suele ser un infierno. Cuando uno se siente mal amado se le desdibuja el mundo, cada ventana esconde una pared ¿Qué podemos hacer para recuperar aquella alma que un buen día saquearon? Ayer fue para mí un día de perros pero al menos aprendí a ladrar.

Por una célula que explota millones intentan sobrevivir. El erotismo es cuando uno hace girar el motor de la sensualidad hasta alcanzar la zona roja del dial. El silencio de Dios nos permite inventar sus respuestas. Excesiva calma puede ser muerte prematura. Cuando el amor humano llega al rojo vivo puede desafiar a los dioses: de aquello murió Orfeo. Quienes perdieron el uso de sus manos no se complican con angustias existenciales. Extravié el camino por seguir creyendo en Pulgarcito. ¡Qué hermoso es el erotismo cuando la desnudez se viste de poesía!

Ser agnóstico es no tener a nadie a quien agradecer el don maravilloso de la conciencia; quizás resulta más intenso seguir buscando a Dios por caminos donde ni los lobos se atreven que instalarse en la fe como en una cómoda hamaca. Se puede amar a alguien sin haberlo visto jamás, solo así se explica la suerte de los creyentes. Se viró la torta de los reyes magos: Su Majestad don Juan Carlos llegó a ser rey mas perdió la magia en el camino pues sabemos que los monarcas y los de la jet set van al baño como cualquier mortal. En el corazón solo está de paso la sangre, depende de nosotros que fluya con prisa o con serenidad. Cada nube cargada de lluvia lleva un filo de luz porque al sol le gusta jugar a las escondidas. Culminar el acto amoroso es como morir de una muerte de mentiras: el orgasmo sigue siendo placer en cortocircuito. A ella, a quien sigo diciendo usted, la recuerdo hasta la madrugada en que se despidió con un gesto de la mano, desapareció entre aquellas olas que van y vienen sin devolver jamás lo que para siempre perdimos. ¿Será que veo mal o es que Dios está retocando lo que daba por creado?