El Papa Benedicto XVI, líder de 1.200 millones de católicos en el mundo, anunció el lunes que renunciará el 28 de febrero porque ya no posee la fortaleza para seguir adelante con los deberes de su cargo, convirtiéndose en el primer Sumo Pontífice en dimitir desde la Edad Media.

No es la primera vez que un Papa renuncia, aunque sí en la historia más reciente de la Iglesia Católica, en la que el último que renunció fue Gregorio XII en 1415.

El Papa de 85 años nacido en Alemania, considerado como un héroe por los conservadores católicos y visto con sospecha por liberales, dijo que había notado que su fuerza se había deteriorado en los últimos meses.

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Su papado se vio opacado por una serie de escándalos de abusos sexuales cometidos por sacerdotes que mancharon a la Iglesia Católica, por un discurso en el que irritó a la comunidad musulmana y por la crisis surgida tras la filtración de documentos clasificados del Vaticano por la que se responsabilizó al mayordomo del pontífice.

En un comunicado, el Papa dijo que "de cara a gobernar la barca de San Pedro y difundir el Evangelio, son necesarias tanto la fortaleza de mente como la del cuerpo, fuerza que en los últimos meses se ha deteriorado hasta tal punto en mi que he tenido que reconocer mi incapacidad para cumplir adecuadamente el ministerio que se me confió".

"Por esta razón, y siendo muy consciente de la seriedad de este acto, por propia voluntad declaro que renuncio al ministerio de Obispo de Roma, Sucesor de San Pedro", dijo el Papa en un comunicado emitido por el Vaticano.

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El Sumo Pontífice renunciará el 28 de febrero a las 14:00 en Ecuador, momento en el que quedará vacante el cargo para la búsqueda de un sucesor, lo cual el Vaticano espera que se produzca antes de fines de marzo.

Benedicto XVI no participará del cónclave que elegirá a su sucesor, indicó el portavoz del Vaticano.

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Elegido como Papa el 19 de abril del 2005 a los 78 años - 20 años más que los que tenía Juan Pablo II cuando se convirtió en pontífice- Benedicto XVI gobernó un Vaticano con un estilo más pausado, cerebral y menos impulsivo.

Aunque los conservadores lo elogiaron por intentar reafirmar la identidad tradicionalista de la Iglesia Católica, sus críticos lo acusaron de darle la espalda a reformas que han estado pendientes por casi medio siglo y de perjudicar los diálogos con las comunidades musulmana, judía y otras iglesias cristianas.

Antes de ser elegido Papa, el ex cardenal Joseph Ratzinger era conocido por apodos tan severos como "el rottweiler de Dios", en referencia a su estricta postura en torno a asuntos teológicos.