DISTRITO 3
Incluye una parte de la parroquia Tarqui: ciudadelas La Atarazana, Acuarela del Río, Brisas del Río, Sauces, Martha de Roldós, San Eduardo, Urdesa, Miraflores y urbanizaciones de la vía a la costa. Se suman las parroquias Letamendi, García Moreno, Urdaneta, Sucre, Ayacucho, Bolívar, 9 de Octubre, Olmedo, Rocafuerte, Roca, Carbo, y las rurales Posorja, Tenguel, Progreso, Puná y El Morro. Los cantones Durán, Samborondón y Playas.

En el mapa se dibuja como una gran U que bordea casi todo Guayaquil, con una extensión alargada de terreno en su lado derecho y con una isla en su parte inferior. En la realidad, la circunscripción electoral 3 del Guayas está integrada con al menos una porción de territorio del norte, sur y centro de la ciudad, a lo que se suman sus cinco parroquias rurales y los cantones Durán, Samborondón y Playas.

Sus 889.321 habitantes y 750.680 votantes evidencian su gran peso electoral, el mayor de los cuatro distritos e incluso superior al de provincias como El Oro (478.837 electores) o Los Ríos (579.810). Pero también deja ver su composición variopinta de barrios tradicionales, zonas comerciales, áreas de oficinistas y urbanizaciones de clase media y alta.

Publicidad

En el norte, las ciudadelas Urdesa, Miraflores, Sauces y Martha de Roldós integran este distrito, donde se eligen cinco de los veinte asambleístas del Guayas. Son sectores que tienen servicios básicos, vías asfaltadas y arterias principales llenas de comercio, y comparten una preocupación: la seguridad.

Durante el día, el movimiento es intenso y es posible ver patrullaje policial. El problema empieza cuando el cielo se oscurece, dice Hellen Minda, habitante de la Martha de Roldós. “No hay buena iluminación, al parque principal nadie entra porque es peligroso”.

En Urdesa ocurre algo similar. Martha Béjar, secretaria general de la Asociación Cívica y Cultural de Urdesa, dice que trabajan en un inventario de las luminarias en mal estado, para entregar un reporte al Municipio y al ECU-911. La falta de iluminación los vuelve vulnerables, por eso quieren reforzar la seguridad con cámaras en las zonas de más comercio. En Urdesa hay más de 1.000.

Publicidad

María Luisa Monroy, dueña del restaurante Mirando al Sur, en Miraflores, reconoce que el control ha mejorado, pero en el sector se siguen registrando robos a los negocios y casas. “En la noche se llena de gente que viene a comer, yo abro hasta las 5 porque me da miedo”.

En el centro, las parroquias Urdaneta, Olmedo, Rocafuerte, Roca y Carbo están caracterizadas por los atractivos turísticos (como la Catedral, el parque Las Iguanas, los malecones Simón Bolívar y del Salado) y las sedes principales de bancos y oficinas. Ahí los trabajos de regeneración urbana y la presencia de policías metropolitanos hacen que sea considerada segura durante el día.

Publicidad

Lo que les preocupa, cuenta Aracely Gómez, es la acumulación de la basura y las calles desoladas. Cuando estaban los guardias privados, dice, se recorría con más confianza.

En el sur y suroeste, en las parroquias García Moreno y Letamendi, que incluye a barrios como Puerto Lisa y Cristo del Consuelo, les preocupa las calles sin iluminación y que el patrullaje no sea permanente. Pero si bien la seguridad inquieta en general a la población, hay inquietudes puntuales en las zonas rural y residencial.

El tráfico vehicular, por ejemplo, es un tema común a los habitantes de las urbanizaciones de la vía a la costa y a Samborondón. En el primer caso, explica Ricardo Martillo, administrador de Portofino, el tener una sola vía de entrada y salida provoca una sobrecarga más en esta época de playa. Además de que los retornos ubicados para facilitar el ingreso los obliga a avanzar hasta 6 km más para llegar a sus urbanizaciones.

En la vía La Puntilla-Samborondón es necesaria la construcción de uno o dos puentes, a la altura de Matices o del Tenis Club, porque todo el tráfico se concentra en el puente, dice Luis Arteaga, presidente de la Asociación de propietarios de La Laguna.

Publicidad

El problema pasa porque los moradores de urbanizaciones cercanas no usan vías alternas, como la Perimetral o la Terminal Terrestre-Pascuales.

En la vía a la costa está, además, la oposición al gasoducto que instaló Petroecuador para transportar gas licuado de petróleo, y la presencia de las canteras que, señala Martillo, contaminan el ambiente.

En la zona rural las preocupaciones pasan por el apoyo al agro. En esta área hay 32.634 habitantes (un 3,67% del total del distrito), dedicados en gran parte a la agricultura. En las parroquias Tarifa y Samborondón, agricultores como Kléver Zúñiga y Hugo García temen por la presencia de la plaga del caracol en sus cultivos de arroz y porque el precio de los insumos sube cada año. También creen que debe haber menos trámites para los créditos.

En la parroquia Samborondón hay servicios, pero sus habitantes coinciden en que falta un hospital público que atienda a toda hora y tenga medicinas. En ese sector, que es conocido por sus rosquitas de harina, creen que si se explotaran sus atractivos, sus ingresos mejorarían. Lo dice Freddy Reyes, quien se dedica al transporte de pasajeros en canoa. “El turismo compensaría al menos el gasto que tenemos de gasolina”.

El incentivo turístico también es un pedido de los vendedores de fritada del malecón de Durán. Los locales se turnan para abrir entre semana y solo viernes y sábado trabajan todos. Es su estrategia para vender, comenta Alfredo Bastidas, del local El Chanchito de Bertita.

En el otro polo, en la ciudadela El Recreo, se ha mejorado el patrullaje en las vías principales, pero –dicen Ana Solís y Dalila Valencia– en las calles internas no hay efectivos y tienen quince años sin agua potable.

Una agrupación de Guayas hizo encuestas en los distritos y detectó preocupaciones similares: seguridad, trabajo e impuestos. En ese tema se incluye al agro, que pide incentivos para producir la tierra.


750.680 VOTANTES
48,78% HOMBRES
51,22% MUJERES