Que frases como “juguetéame el arroz”, de Pescador, o “la anarquía de la imaginación”, de Sin otoño, sin primavera, se hayan vuelto populares entre los que acuden a las salas de cine es un pequeño síntoma de que las películas ecuatorianas empiezan a tener mayor captación.

Este año hubo tres estrenos en salas comerciales y uno está previsto para el 28 de diciembre. Camilo Luzuriaga, director del filme La tigra (1990) y del Instituto de Cine y Actuación (Incine), comenta que es algo que nunca antes había ocurrido en la historia del cine ecuatoriano. Asegura que este no es el único indicio de que el cine nacional ha aumentado, pero que “es el que tiene más impacto en la opinión pública y en la economía, por ser producciones de mayor envergadura”.

El primer gran debut del año fue el 30 de marzo, con Pescador, dirigida por el quiteño Sebastián Cordero. La historia que nace en el pueblo pesquero de El Matal (Manabí) con la aclamada actuación de Andrés Crespo (Blanquito), fue proyectada en 16 ciudades, en las cadenas Cinemark, Supercines y Multicines, así como también en las pantallas programadas por OchoyMedio. Crespo obtuvo premios a mejor actor en los festivales internacionales de cine de Cartagena y de Guadalajara. El Consejo Nacional de Cine (CN Cine) estima que Pescador tuvo en Ecuador una audiencia de 105.000 espectadores, convirtiéndose en la séptima película más taquillera de la historia nacional. Lidera esta lista de récord de audiencia el filme La tigra, con 250.000, seguida de Qué tan lejos (2006), de Tania Hermida, con 220.000.

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La tigra

La llamada, de David Nieto, se estrenó el 28 de septiembre y continúa en las carteleras de algunas ciudades del país, como La Libertad y Machala. Y en octubre llegó Sin otoño, sin primavera, de Iván Mora. Su estreno en el Mall del Sol contó con la presencia de los actores, quienes se tomaron fotos y firmaron autógrafos para jóvenes fanáticos. Durante el primer fin de semana en cartelera, en Twitter se generó una gran cantidad de mensajes, con las frases más destacadas de la película.

Pescador

El 2012 también tuvo otros estrenos, entre documentales y ficción, pero que se difundieron en salas alternativas y por la televisión, según datos del CN Cine. Estos son Vale todo, de Roberto Estrella; Santa Elena en bus, de Gabriel Páez, y La bisabuela tiene Alzheimer, de Iván Mora.

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Así y junto a la futura aparición en las próximas semanas de Mejor no hablar de ciertas cosas, de Javier Andrade, el 2012 afirma el crecimiento del cine nacional. Un auge que se viene gestando paulatinamente desde comienzos del 2000.

Sin otoño, sin primavera

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El mes pasado, el sitio bbcmundo.com publicó un artículo titulado ‘Ecuador, laboratorio de cine en América Latina’ y este atribuía el apogeo, en parte, a la creación del CN Cine en el 2007. Un factor que ha sido clave, según directores cinematográficos, educadores y exhibidores, aunque le agregan otras causas, como la profesionalización y los convenios internacionales.

El CN Cine distribuye anualmente un fondo de $ 700.000 entre realizadores que presenten propuestas y que sean elegidos como ganadores por un jurado internacional.

Mejor no hablar de ciertas cosas

Iván Mora obtuvo parte del financiamiento de esta institución cuando ganó un fondo concursable en el 2008. Pescador, La llamada y Mejor no hablar de ciertas cosas también acudieron a este recurso.

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“El CN Cine es el día y la noche, cambió todo”, dice Mora, quien considera que “la fórmula ideal es una combinación del mercado y los subsidios estatales, que involucre a lo público y lo privado”.

Además del CN Cine, otro de los contribuyentes a esta eclosión de cineastas es la formación. Luzuriaga cuenta que en la década de los noventa muchos jóvenes, incluido Sebastián Cordero, fueron a estudiar al exterior y que luego se creó el primer programa de estudios de cine en la Universidad San Francisco, en Quito.

El director portovejense Javier Andrade, quien realizó una maestría en Nueva York, agrega: “La gente pudo profesionalizarse en esta rama y ahora tenemos gente más preparada”.

Adicionalmente, destacan la posibilidad que existe de acceder a fondos internacionales, de realizar coproducciones con otros países y de mostrar los trabajos en festivales de cine en el exterior, los cuales, según Andrade, aumentan la “plusvalía” de los filmes.

Jorge Luis Serrano, director del CN Cine, indica que desde el 2008 Ecuador paga la cuota anual de $ 100.000 a Ibermedia, un fondo iberoamericano que ha aportado al financiamiento de algunos filmes.

La llamada es una coproducción ecuatoriana, argentina y alemana. Su productor, Paúl Venegas, cuenta que estas alianzas se hacen principalmente por motivos financieros, pero también “permiten un apoyo en términos técnicos y artísticos”.

Mora dice tener asegurado el estreno de su reciente película en Colombia, puesto que también tuvo aportes económicos y actorales de este país.

Pese a que Mora valora el trabajo del CN Cine, muestra su preocupación. “Tiene muy poco presupuesto, mientras las películas crecen y los productores se multiplican, el apoyo estatal no ha crecido”. Luzuriaga concuerda con la declaración.

Pero Serrano explica que las prioridades presupuestarias del Gobierno Nacional son otras. Apunta que son, principalmente, en materia de salud y de educación. “Por lo tanto, lo que se debe resaltar aquí es que por primera vez en la historia existe presupuesto para la cultura y para el cine”, dice y asegura que la producción nacional ha crecido en un 300%.

Desde su apertura, hace cinco años, el organismo ha certificado como películas nacionales a 64 largometrajes, entre documentales y ficción. Algunos ya se han estrenado, otros se encuentran en etapa de producción o próximos a exhibirse.

Prometeo deportado

A pesar de la evolución de este sector artístico, muchos expresan que aún se trata de una profesión difícil. “Creo que estamos en un proceso de aprendizaje todavía, en una etapa artesanal”, acota Andrade.

“Aquí en Ecuador sigue siendo una profesión extremadamente arriesgada, pero hay que apostarle, hay que creer en el trabajo de uno”.
Javier Andrade
DIRECTOR CINEMATOGRÁFICO

“Es la década del nacimiento del cine ecuatoriano, hay mucho camino por recorrer, pero todos los años el público ya sabe que hay cine ecuatoriano”.
Camilo Luzuriaga
DIRECTOR DEL INCINE (QUITO)