A pesar de la crisis que atraviesa España, aún hay negocios que resisten con fuerza y algunos de ellos tienen el sello de mujeres emprendedoras latinoamericanas, que han contado las claves de su exitosa experiencia.

Reunidas gracias al ciclo Impulso Latino celebrado en la Casa de América de Madrid, Mayra Hernández, de origen cubano, y las peruanas Cecilia Moncloa e Yvet Barreto, rememoraron sus comienzos y como lograron que sus negocios sobrevivan en el difícil entorno actual.

"Cuando abrí mi escuela en enero de 2012, con esta crisis, la gente pensaba que estaba loca", cuenta a EFE Mayra Hernández, propietaria de la academia Mayset.es.

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A esta educadora cubana, que vive en Madrid desde 1999, la iniciativa empresarial le venía "de familia", por ello, no dudó en abrir un nuevo centro este año a pesar de que ya lo había intentado con otro en 2003, que no funcionó.

"Aquel momento no era el adecuado, pero tras el éxito de Mayset.es en la red no dudé en volver a montar una escuela física y debo decir que me va bastante bien", asegura en alusión al centro donde imparte clases de idiomas, nuevas tecnologías y psicología, en Madrid.

Hernández cuenta con la ayuda de su community manager (gestor de comunidades virtuales o digitales), que ella considera esencial para sacar su negocio adelante.

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"Creo en el intercambio de trabajo, en las sinergias, como motor de funcionamiento de una empresa", agrega.

Una unión de fuerzas que también defiende Cecilia Moncloa, dueña de una papelería situada precisamente en el madrileño barrio de Moncloa, una zona céntrica y estudiantil muy próxima a la Ciudad Universitaria de la capital española.

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"Compartimos mi local entre tres empresarios. Si alguno tiene que hacer alguna gestión, los otros se hacen cargo mientras está fuera, de esa manera su negocio se mantiene abierto", cuenta.

Moncloa asegura que fue ella quien tuvo esta iniciativa, ya que "las mujeres siempre damos el primer paso".

Pero los inicios no fueron nada fáciles para esta peruana que llegó hace más de una década a España.

"Cuando me inicié en el mundo laboral, me sentí rechazada e incluso humillada, pero eso me dio más fuerzas para seguir adelante", recuerda.

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Moncloa decidió estudiar marketing y entró a trabajar en una multinacional y como, según sus compañeros, "era la mejor vendedora", decidió crear su propia empresa.

Su papelería lleva ya varios años asentada con éxito en la capital española, aunque reconoce que la lucha para mantenerla en pié es "titánica".

En cualquier caso, Cecilia afirma rotunda que la mujer tiene "la fuerza emprendedora, es muy difícil que se rinda".

Algo que comprueba cada día Ivette Barreto, propietaria de una consultoría desde 2008 y presidenta de la Asociación de Mujeres Empresarias Iberoamericanas AMEIB-Pachamama.

Esta organización fundada en 2008, busca fortalecer el emprendimiento de la mujer latinoamericana pero sin excluir a otras mujeres y hombres que necesiten su ayuda.

Barreto, licenciada en administración y dirección de empresas, comparte su experiencia como empresaria y también inmigrante.

"No está en el discurso público pero se oye que los inmigrantes quitamos trabajos o que, una vez ganemos dinero, nos volveremos sin dejar nada y hay emprendedoras que vienen desanimadas por estos comentarios", argumenta.

Esta peruana, que llegó hace más de 10 años, subraya que aunque los inmigrantes tengan sus propias raíces, sienten también a España como su país y quieren ayudar a que remonte.

Para ello, las tres afirman que necesitan del apoyo tanto de la sociedad como de las instituciones.

"Tenemos dos punto débiles, como extranjeras, no tenemos una red de apoyo y, como mujeres, no hay una concienciación de líderes empresarias", señala Barreto.

Por ello piden la facilitación de los trámites burocráticos, aunque estos, reconocen, sean "más sencillos que en Perú", y la facilitación de la contratación en las pequeñas y medianas empresas (PYMES), que todavía tiene "un alto coste social".

Por su parte, apuestan por la formación y la unión de los emprendedores como "herramienta fundamental" para la supervivencia. EFE