PATRICIA VILLARRUEL
MADRID.- El viernes 9 de noviembre, Mónica Patricia acumuló 23 inasistencias a clase desde que en septiembre iniciara el curso escolar. Esa mañana, la adolescente ecuatoriana, de 16 años, se despertó más triste que otros días.

Su padre, Juan Jaramillo, recuerda su rostro apesadumbrado. Se despidió de ella y llevó al “cole” a Juan Carlos, el último de sus cinco hijos. Tardó poco tiempo en volver a casa. Suficiente para que Mónica intentara acabar con su vida. “Solo atiné a cortar la cuerda que utilizó”, relata el inmigrante. Mónica falleció cuatro días después. Su suicidio pudiera estar provocado presuntamente por un caso de abuso escolar que investigan las autoridades de la Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha.

La inmigrante estudiaba en el Instituto Maestro Juan de Ávila de Ciudad Real, a 15 kilómetros de Torralba de Calatrava, municipio donde residía con su familia. Para llegar al colegio utilizaba transporte escolar. El trayecto duraba 20 minutos. En el autobús, presumiblemente, comenzaban las vejaciones. Se burlaban y la hostigaban, denuncia la familia. Los insultos y las burlas iban y venían.

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Algunos testimonios recogidos por los medios de comunicación en estos días lo corroboran: “Casi todos le decían que no se podía sentar con ellos y algunos incluso ponían la mochila en el asiento vacío. A veces, Mónica tenía que venirse en el coche de línea. Algunos se metían con ella porque no era muy sociable y porque era de otro país. Le decían mona, y no por guapa”, publicó El País.

En más de una ocasión, la menor pidió a su padre que fuera él quien la llevara al colegio.

Dos días antes de ese viernes fatídico, el inmigrante planteó por segunda ocasión el problema al jefe de estudios del colegio y pidió el cambio de instituto (la primera vez, el 17 de octubre). El orientador se reunió con la estudiante y mantuvo un encuentro con dos alumnos y sus padres a quienes la joven señaló como los responsables de su malestar. Según su informe, no se identificó un “caso de reiterado y continuo acoso entre iguales”, por lo que solo se propuso un cambio de aula.

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Mónica Patricia, tez trigueña, ojos negros, cabello largo hasta cerca de la cintura, no era una niña extrovertida. Todo lo contrario. Su progenitor reconoce su timidez: “No hablaba mucho, tenía pocos amigos”. “Iban por ella porque, ya sabe, aquí hay mucho racismo”, añade.

El progenitor interpuso una denuncia ante la Guardia Civil contra el jefe de estudios, el orientador que redactó el informe exculpatorio y el tutor del instituto. Su director, Alejandro Casado, declinó dar declaraciones. Cuando la menor permaneció en cuidados intensivos, representantes de la institución visitaron a la familia. “Desde el fallecimiento no hemos sabido nada de ellos”, comenta el inmigrante. En la página web del colegio se puede leer la siguiente esquela: “La comunidad educativa del IES Maestro Juan de Ávila se encuentra de luto por el fallecimiento de la alumna M. P.J.Q. Descanse en paz”.