Dos senadores estadounidenses de partidos opuestos han creado un "anteproyecto detallado" para reformar la política migratoria, y sus planes incluyen un mecanismo para que las casi 11 millones de personas que viven ahora de manera irregular en Estados Unidos obtengan la ciudadanía.

El demócrata Chuck Schumer y la republicana Lindsey Graham promovieron propuestas similares en noticiarios dominicales diversos y dijeron que no habrá ciudadanización hasta que las fronteras del país estén seguras.

Sólo entonces, aquellos que entraron en Estados Unidos sin autorización "saldrán de las sombras, serán identificados biométricamente, comenzarán a pagar impuestos, pagarán una multa por la ley que violaron", dijo Graham a la cadena CBS. "No podrán quedarse a menos que aprendan nuestro idioma, y tendrán que regresar a fila antes de volverse ciudadanos. No pueden meterse a la fila, esto por consideración a las personas que lo están haciendo de la manera correcta, y puede llevar más de una década que obtengan su autorización de residencia (green card)".

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Schumer dijo a la cadena NBC que él y Graham reanudaron las negociaciones sobre política migratoria que se suspendieron hace dos años y "hemos elaborado un anteproyecto detallado sobre una reforma migratoria" que tenga "el verdadero potencial para obtener el apoyo bipartidista basado en la teoría de que la mayoría de los estadounidenses están a favor de la inmigración legal, pero la gran mayoría contra la ilegal".

Sin embargo Graham no hizo mención de trabajar con el presidente del subcomité de migración, refugiados y seguridad fronteriza del Senado.

La política migratoria, desatendida durante mucho tiempo en los primeros cuatro años del gobierno de Barack Obama, ha reemergido como un tema importante debido a que los republicanos buscan la manera de recuperarse de su desempeño en la elección presidencial. Más de 70% de los votantes hispanos votaron por Obama, que se ha mostrado más abierto que los republicanos a una reforma integral de las leyes migratorias.

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Tres días después de la elección del martes, el líder de la Cámara de Representantes John Boehner dijo que era momento de abordar la política migratoria. El republicano exhortó a Obama a tener iniciativa y presentar un plan que mejore la aplicación de la ley migratoria y contemple el futuro de las casi 11 millones de personas que viven ahora de manera irregular en Estados Unidos, pero no se ha comprometido con el tema de la ciudadanía

Graham dijo que el "tono y la retórica" que los republicanos utilizaron para discutir el tema de la inmigración en 2006 y 2007 "levantaron un muro entre el Partido Republicano y la comunidad hispana", causando que el apoyo hispano cayera de 44% en 2004 a 27% en 2012.

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"Esta es una combinación singular que debe entender el partido: el sector demográfico de más rápido crecimiento en el país, y estamos perdiendo (sus) votos en cada elección. Una cosa es dispararse en el pie; simplemente no hay que volver a cargar el arma. Intento no recargar el arma cuando se trata de hispanos. Intento derribar este muro y aprobar una reforma migratoria que sea una solución estadounidense a un problema estadounidense", afirmó.

Ambos senadores dijeron que el plan contempla la creación de un documento seguro para garantizar a los empleadores que están contratando gente que cuenta con permiso para trabajar en el país, y permitiría la inmigración legal de trabajadores necesitados en todos los sectores.

El mecanismo para la ciudadanía requeriría a los inmigrantes aprender el idioma inglés, ir al final de línea para trámites de ciudadanización, tener un empleo y no cometer delitos.

Graham dijo que la reforma se haría de tal forma que "no tengamos una tercera ola de inmigración ilegal en 20 años. Eso es lo que quieren los estadounidenses. Quieren más inmigración legal y quieren arreglar la inmigración ilegal de una vez por todas".

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