Me pregunté, ¿vale la pena limpiar para que otros ensucien? Me respondí: ¡claro que sí! Sin duda, no debemos contaminar espacios maravillosos como playas y esteros.

Abordé un pequeño bote junto con el voluntariado de mujeres del Centro Ecológico de Puerto Bolívar y nos internamos en las riberas del estero Huayla. Sin zapatos, majando lodo, con entusiasmo iniciamos la recolección de basura: tarrinas, vasos, botellas de plástico y de vidrio, etcétera. Lo más fatal es que quedaron cientos de metros de mallas de nailon y piolas enredados entre el lodo y las raíces de los mangles; los hilos cuelgan de las ramas, junto con ropa vieja y sacos, cuando la marea baja, como testigos de la desidia por el arrojo de basura al estero.

Por todas las costas hay aparejos de pesca viejos desechados arbitrariamente, contaminando los fondos y las orillas de los manglares; a menudo mueren tortugas, delfines..., enredados en las mallas dispersadas. Y hay embarcaciones hundidas a lo largo del estero.

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Todos debemos participar de la limpieza con más instituciones para tener esteros y playas libres de basura.

Evelio Reyes Tipán,
Machala, El Oro