Vocal de la Junta Monetaria, gobernador del Guayas, superministro de Economía y embajador itinerante, en el sector público. Banquero y presidente o delegado de directorios, en el privado.

Miembro del Opus Dei, una de las prelaturas más conservadoras de la Iglesia católica, la vida de Guillermo Lasso Mendoza ha transcurrido entre entidades financieras y cargos públicos.

En 1984 fue nombrado presidente de Finansur ¬que en 1989 se fusionó con el Banco de Guayaquil¬ y hoy, a sus 56 años de edad, dice que quiere ser presidente de Ecuador en el 2013.

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Esta aspiración no es nueva, pero se hizo más evidente tras dejar, en mayo, la presidencia ejecutiva del Banco de Guayaquil para ¬según dijo¬ dedicarse a las fundaciones que él regenta: la del Barrio y Ecuador Libre.

Quienes lo conocen lo califican como una persona de convicciones claras en torno al libre mercado y añaden que tiene posturas radicales para garantizar el cumplimiento de la ley.

Cuando se le pregunta sobre su posición ideológica, el precandidato evita definirla. Dice que hablar de derecha o izquierda “ya ha pasado de moda”. “Yo me ubicaría en el centro de los problemas de los ecuatorianos”, responde Lasso, quien se afilió al movimiento Creando Oportunidades (CREO) el 13 de agosto.

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Esta sería su primera participación en las urnas, pero no en la función pública. Ha ejercido distintos cargos en tres gobiernos: el de Jamil Mahuad (en cuya campaña figuró como uno de sus aportantes), el de Gustavo Noboa y el de Lucio Gutiérrez.

Con Mahuad fue gobernador del Guayas y superministro de Economía, un cargo creado por decreto ejecutivo para coordinar las políticas entre los ministerios y organismos del sector.

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Eran tiempos difíciles para el país. En medio de la peor crisis económica de las últimas décadas, el entonces mandatario había dispuesto el congelamiento de fondos, en marzo de 1999.

Cinco meses después, el 17 de agosto de 1999, Lasso dejaba la Gobernación para asumir el nuevo cargo de superministro, en el que duró 37 días por ¬según contó después¬ discrepancias con el presidente por la recompra de la deuda externa.

En una entrevista con este Diario, Lasso considera que no haber recomprado la deuda en medio de la crisis ¬como él planteó¬ fue una de las causas de la debacle del sucre. El país adoptó el dólar como moneda oficial el 9 de enero del 2000, doce días antes de la caída de Mahuad.

Dejó de ser superministro, pero siguió vinculado al gobierno de Mahuad como presidente del directorio de la Comisión de Tránsito del Guayas (CTG), cargo en el que se mantuvo hasta los primeros meses del mandato de Noboa, por petición del nuevo mandatario. En esta entidad impulsó la reforma para la conformación de su directorio.

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Mediante ley se dio representación en la CTG al alcalde de Guayaquil y al prefecto del Guayas (que en ese entonces eran los socialcristianos León Febres-Cordero y Nicolás Lapentti), a la Junta Cívica, a las cámaras de la producción, a la Policía y a las Fuerzas Armadas. Todos en reemplazo de los delegados de la Subsecretaría de Obras Públicas, de los transportistas y de los vigilantes.

La irrupción de Lasso en la política nacional se dio cuando el discurso estatal era marcado por la premura de lograr acuerdos con organismos de crédito ¬como el Fondo Monetario Internacional (FMI)¬ para conseguir liquidez. En la presidencia de Sixto Durán-Ballén se aprobó el marco jurídico dirigido a instaurar el libre mercado en el país como la Ley de Modernización (1993) y la de Instituciones Financieras (1994).

En ese tiempo, como director de la Asociación de Bancos Privados, Lasso actuó como vocal de la Junta Monetaria en representación de la banca (1994-1996). Allí se vinculó con Ana Lucía Armijos, quien era la presidenta de la Junta; ella después fue ministra de Gobierno y de Finanzas de Jamil Mahuad.

Lasso cuenta en su libro Cartas a mis hijos, publicado en el 2011, que Armijos lo recomendó ante Mahuad para que fuera gobernador en Guayas, cargo al que llegó en agosto de 1998.

Walter Quijije lo conoció en esa faceta cuando él era alcalde de Colimes. Fue encarcelado por orden de Lasso, luego de liderar una marcha para exigir el envío de las asignaciones que el Gobierno central adeudaba a los municipios. “Me dijo que me detenía por orden de arriba, de Armijos”, dice Quijije, quien agrega que, antes de su aprehensión, Lasso lo había citado en la Gobernación para hablar sobre los requerimientos de su cantón.

“Me dijo que iba a ser mediador, pero llegaron los militares y me detuvieron por incumplir la ley. Algo que reconozco, ya que estaba prohibido bloquear las vías, pero eran seis meses que no nos enviaban dinero. Además, el procedimiento no fue el adecuado porque los alcaldes teníamos fuero de corte y me detuvo como contraventor”, dice Quijije.

Sobre el hecho, Lasso relata en su libro que antes de la protesta se había reunido con los alcaldes, entre ellos Quijije, para gestionar el depósito de recursos. Pero al día siguiente vio en televisión que Quijije “cerraba con piedras y troncos la carretera que llevaba a su cantón”.

Tras este hecho, el ahora precandidato inició una campaña publicitaria que tenía el siguiente lema: “No queremos meterlo preso, pero la ley es la ley”.

Tras su vinculación con Mahuad, Lasso fue designado por el alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot, como presidente de la Fundación Terminal Terrestre. Desempeñó el cargo entre el 2002 y el 2008, periodo en el que se construyó la actual terminal de buses, considerada como una de las más modernas de la región.

En medio de esta actividad, el presidente Lucio Gutiérrez lo nombró embajador itinerante en enero del 2003. Así, Lasso coordinó la visita del entonces mandatario a Estados Unidos y, además, actuó como mediador con el FMI y Banco Mundial.

Esta actividad no consta en la reseña biográfica de su blog ni en las solapas de los dos libros que ha publicado, en los que denota su formación católica. Cuando se le consulta sobre el peso que tendrán sus creencias religiosas en la definición de políticas públicas en temas como la planificación familiar o el aborto en caso de violación, él responde: “Yo creo en la vida desde la concepción y ese es un principio que no lo voy a cambiar”.