AP
QUITO.- El asilo concedido al fundador de WikiLeaks, Julian Assange, ha puesto a Ecuador en la mira mundial, pero las autoridades ecuatorianas afrontan su propio caso de extradición: la de un excapitán de la Policía secreta de Bielorrusia que buscó refugio en este país sudamericano y que es requerido por el gobierno bielorruso.

El australiano Assange, refugiado en la Embajada ecuatoriana en Londres desde el 19 de junio pasado, recibió el asilo diplomático el jueves pasado en medio de un interés mundial, lo que, sin embargo, no ha ocurrido con el exoficial bielorruso Aliaksandr Barankov, que llegó en el 2009 a Ecuador, donde pidió refugio.

El 27 de junio del 2010, Barankov recibió el estatus de refugiado de Cancillería, pero caducó en junio de este año y no ha sido renovado por lo que fue detenido nuevamente y llevado al Penal García Moreno de la capital.

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Es pedido en extradición por el régimen del presidente Alexander Lukashenko (en el poder desde 1994). Sobre el exoficial pesa una orden de detención cursada a través de la Policía Internacional (Interpol). El afectado, de 30 años, asegura que si retorna a Bielorrusia corre el riesgo de represalias de toda índole.

La AP pudo entrevistar telefónicamente a Barankov en su lugar de reclusión, con autorización de las autoridades carcelarias. Contó que llegó a Ecuador en agosto del 2009 huyendo de las autoridades de su país, que lo acusaron de fraude y corrupción luego de que descubriera una red de contrabando de petróleo en la que estaban involucrados funcionarios y familiares del presidente Lukashenko, según dice.

Manifestó que primero huyó hacia Egipto, y al verificar en internet que Ecuador es un país que no exige visa a los extranjeros decidió llegar a Quito.

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El gobierno de Bielorrusia buscó su extradición en octubre del 2011, pero la Corte Nacional de Justicia (CNJ) la negó aduciendo que no se presentaron los documentos probatorios de las acusaciones.

El 7 de junio fue detenido en Quito por segunda vez, por problemas de documentación identificatoria. “Estoy en una cárcel, pero estoy mejor que en Bielorrusia, porque aquí no hay nada de torturas, aquí no hay muertes”, destacó en un mal español.

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Manifestó que “no quiero que me extraditen, quiero que ecuatorianos abran los ojos y vean qué me pasa, todo cambió desde que vino el presidente Lukashenko”. Teme que lo maten en prisión.

“Ellos me acusan de fraude y corrupción, igual que a 370 personas que busca la Interpol, es fácil acusar de eso, porque Policía, Corte y Fiscalía son empleados del presidente (Lukashenko) y de la familia de él”, afirmó.

Añadió que llegaron al extremo de hacer falsas acusaciones a “mi mamá, mi tía, a gente que ayuda a salir del país”.

Para Valentin Stefanovich, del grupo Vyasna de derechos humanos con sede en Minsk, “no hay juicio justo ni poder judicial independiente en Bielorrusia, por lo que este hombre no tiene nada que esperar, y Bielorrusia no es seguro para él”. Y agregó: “Cualquiera que se atreva a desvelar los secretos de Lukashenko está en peligro”.

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