Mirar por unos minutos las inmensas masas de aguas verdes y azules suele relajar o asombrar a quien las contemple.

Pero más allá de cautivar a los humanos por su paisaje, estas aguas salinas son el refugio de cientos de ecosistemas y de especies biodiversas.

Son los océanos, que cumplen funciones para el planeta, como absorber gases (uno de estos es el dióxido de carbono), transportar calor y ser una de las fuentes de vapor del agua de la atmósfera, según estudios científicos.

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Cubren cerca del 70% de la superficie de la Tierra y de sus aguas dependen millones de personas, pues más del 40% de la población mundial vive a lo largo de las costas, y los habitantes necesitan cada vez más los océanos para su alimentación, sustento y recreación.

Por eso, un grupo de científicos norteamericanos de varias universidades y organismos de conservación elaboró un estudio sobre el Índice de Salud de los Océanos.

Es el primero en su dimensión que mide de manera cuantitativa el bienestar marítimo y los beneficios que este aporta para el planeta.

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Para ello analizaron las investigaciones existentes en más de 100 bases de datos. Establecieron parámetros para mostrar la situación de 171 costas o zonas económicamente exclusivas del mundo, que equivalen al 40% de los océanos. Se llegó a una calificación global y por área de diez temáticas como biodiversidad, aguas limpias, protección costera, productos naturales, almacenamiento de carbono, explotación pesquera.

En la combinación de estos parámetros se obtuvo una calificación global de 60 sobre 100 (1 es la peor nota). Los resultados de la investigación se publicaron el miércoles pasado en la revista Nature.

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Para los participantes del estudio, las calificaciones inferiores a 100 significan que no se están aprovechando al máximo los beneficios de los océanos o que no se está accediendo a esas facilidades de una manera sostenible, indicaron en una conferencia virtual. Allí se recalcó que cerca del 84% de la vida marina monitoreada ha sido explotada, sobreexplotada y en unos casos, agotada.

Ecuador obtuvo una nota de 60 sobre 100. Está dentro de la media global y por encima de países de la región como Perú, con 44; Venezuela y Honduras, con 46; Uruguay, con 47; Colombia y Argentina, con 52. Chile también está en el promedio, con 60. Mientras que Brasil supera a todos los sudamericanos, con 62 puntos.

Una de las razones por las que Ecuador tiene valores altos en temas como Sustento y Economía (85 puntos) y Sentido de Pertenencia (83) es por la protección de reservas marinas naturales y de áreas como Galápagos, indica Sebastian Tröeng, experto en estudios marinos, de Conservación Internacional, una de las organizaciones que participaron en la evaluación mundial.

Las naciones que tienen ecosistemas como los manglares, cactus marinos, arrecifes coralinos, y que han optado por proteger estas áreas, obtuvieron una calificación más elevada, ya que influyen en el ambiente temáticas como la capacidad de guardar carbono y la protección de la costa.

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El país sobresale por los esfuerzos de creación y por el manejo de una red de áreas marinas protegidas, agrega Tröeng, quien menciona que al no existir un estudio similar al Índice de los Océanos, todavía no se puede indicar con exactitud si antes era mejor o peor la protección, pues los resultados que se han expuesto corresponden a investigaciones de los últimos 25 años.

Los autores pretenden hacer una línea de tiempo para examinar, en los próximos años, si las naciones mejoran o no sus calificaciones. Con estos datos, cada país también podrá adoptar políticas o medidas que beneficien la protección y el desarrollo sostenible de las diez categorías analizadas.

“Tenemos un plan de renovar el índice anualmente y de incluir más datos, mayor información... Esto ahora es un reto para Ecuador porque deberá seguir mejorando y ahí se podrá decir si tienen efectos los planes que implementa”, expresa este científico.

A nivel global, las categorías Turismo y Recreación y Provisión de Alimentos fueron las que obtuvieron las más bajas calificaciones, con 10 y 24 puntos sobre 100, en su orden.

Ecuador sacó 28 en Recreación y Provisión de Alimentos. Se estudiaron la pesca y la maricultura. Y se concluye que hay sobreexplotación pesquera. En el país, según Tröeng, se han tomado algunas decisiones para la protección de especies amenazadas que han favorecido al medio ambiente, como las mantarrayas o mantas gigantes, las tortugas, la spondylus, entre otras.

Para este científico, si un país expande sus áreas protegidas va a tener una mejora en el ambiente, aunque los efectos en el estado ecológico se aprecien a unos cinco o diez años.

En la categoría Aguas Limpias, Ecuador sacó 73 (la media es 78). En este parámetro se analizó la contaminación de nutrientes, químicos y basura. En esta fase, todas las naciones deben mejorar.

La peor puntuación para Ecuador fue en la categoría Turismo y Recreación, en la que obtuvo 1. Aquí se evaluó cómo la gente valora la costa del mar, a través de su disponibilidad de viajar para visitar la costa, según el científico de Conservación Internacional.

Pero tuvieron una dificultad en este parámetro, dice el científico, pues los únicos datos disponibles a nivel global son las llegadas internacionales. Esa es una de las razones de las bajas notas. Tampoco se consideraron los ingresos económicos y los empleos generados por el turismo marino, ya que están en la categoría Sustento y Economía.

Otra de las novedades del estudio fue la creación de una web levantada con todos los datos originales y con la metodología y resultados de esta investigación, para que los ciudadanos, naciones o localidades puedan conocerla.

Las costas de África occidental, Oriente Medio, Centroamérica y el sur de Asia son las más dañadas del planeta; y las del norte de Europa y las pequeñas islas del Pacífico, las más saludables, según el estudio, en el que participaron científicos de la Universidad de Santa Bárbara, de la Universidad de British Columbia, de la organización Conservación Internacional, de la National Geographic, del Acuario de Nueva Inglaterra, entre otros.

Para el 2050 se prevé que la población llegue a 9.000 millones. Y los océanos deberán proveer de alimentos y mantener la biodiversidad.