Una telaraña de troncos de distinto grosor emerge del fango o sobresale de las aguas salobres. Son los manglares. Ecosistemas costeros que sirven como barrera entre el mar y las tierras interiores para evitar la erosión de los suelos, y que son el hábitat de especies (como cangrejos y conchas) recolectadas por miles de personas a lo largo de la costa del país, entre otras funciones ecológicas y sociales.

En urbes costeras de Ecuador, como Guayaquil, se observa manglar en las inmediaciones de sectores como la isla Trinitaria, en el sur de la ciudad. Allí está la Reserva de Producción Faunística Manglares del Salado, donde se han identificado 79 variedades de aves, 12 de mamíferos, 7 de anfibios y reptiles, 20 de peces, 18 de moluscos y 13 de crustáceos. Pero la función ecológica de este ecosistema va mucho más allá de ser el hábitat de diversas especies.

Bruno Yánez, quien hasta enero pasado fue director de la Reserva Ecológica Manglares Churute, en el cantón Naranjal, en el sur de la provincia del Guayas, explica que este ecosistema funciona como un filtro de las impurezas del agua que fluye a estuarios o al mar. Esta es la zona protegida con la mayor extensión de manglares en el país: unas 40 mil hectáreas de las 49.383 de la reserva.

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“Las partículas de sedimentos se quedan entre sus raíces, que absorben ciertos metales pesados con lo que se evita que algunos contaminantes vayan a las primeras franjas marinas. Esta agua proviene de la parte alta”, asevera el biólogo.

A ello se suma el aporte de frenar la salinidad que proviene del océano hacia las tierras interiores. “Si no existieran los manglares como barrera, los arrozales que tenemos en la Costa serían suelos erosionados, salinos. Estas funciones ecológicas están muy poco valoradas”, dice el experto, quien agrega que solo en los manglares de Churute se han identificado 262 especies de aves.

Para incentivar la protección de este ecosistema, que está presente en las cinco provincias costeras del país y Galápagos, se estableció en 1998 que cada 26 de julio (es decir, este jueves) se celebre el Día Internacional de la Defensa del Manglar. Ello ante las amenazas generadas por la expansión de las piscinas camaroneras y de las zonas urbanas, en el caso del país.

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Según información de la página web de la Redmanglar Internacional (www.redmanglar.org), que agrupa a organizaciones ecológicas de diez países latinoamericanos, las extensiones de manglar han disminuido en los últimos 19 años en el país. En 1987, en el Ecuador continental había 362.802 hectáreas de manglar. Doce años después, en 1999, un estudio realizado por el Centro de Levantamientos Integrados de Recursos Naturales por Sensores Remotos (Clirsen) determinó que había 154.087,31 hectáreas. En el 2005 se estableció que apenas sobrevivían 108.000 hectáreas. Hasta ese año se hizo esta evaluación con el análisis de imágenes captadas por satélite.

Los miles de personas que capturan mariscos en los manglares conocen la destrucción de este ecosistema.

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Yánez afirma que solo en la zona del Golfo de Guayaquil, que alberga las áreas protegidas de Churute, el Salado y El Morro, hay unas siete mil personas que se dedican a la captura de cangrejos, según un estudio realizado en el sector.

Esta actividad requiere más regulaciones para evitar la depredación. “El aumento de la presión sobre el recurso y sus especies es una amenaza. Debe establecerse una cota máxima para la captura de cangrejos”, plantea Yánez.

La presión sobre el recurso se evidencia también en la Reserva Ecológica Manglares Cayapas-Mataje, que se extiende entre los cantones Eloy Alfaro y San Lorenzo, en el norte de la provincia de Esmeraldas.

En el interior de esta área protegida viven unas siete mil personas que también dependen del manglar, según Efrén Segura, director de la reserva.

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La alta pluviosidad en esta zona ha propiciado el crecimiento del mangle rojo (hasta 60 metros de altura), árboles de manglar considerados entre los más altos del mundo, según dice el funcionario, quien pide una mejor infraestructura para mejorar los controles en la reserva. “Necesitamos equipos de comunicación”.

Él tiene a su cargo a seis guardaparques que recorren las 51.300 hectáreas de la reserva en seis embarcaciones.

En tanto, las especies de manglar identificadas en el país son el mangle rojo, negro, blanco y jelí o botón. Aunque algunos especialistas suman el mangle piñuelo (Pelliciera rhizophorae) y el nato (Mora megistosperma), que otros consideran como especies de flora asociadas a las cuatro primeras.

Líder Góngora, titular de la Coordinadora Nacional para la Defensa del Ecosistema Manglar, considera que con la legalización de la actividad camaronera se ha afectado aún más al manglar. “Las áreas del ecosistema manglar usurpadas por las piscinas camaroneras fueron legalizadas por este Gobierno, a partir de octubre del 2008, cuando se emitió el Decreto Ejecutivo 1391, en el que se regulariza esta industria ilegal”.

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Hectáreas de manglar se han perdido en el país desde la década del ochenta por la expansión de la actividad camaronera y el crecimiento de las ciudades.