El número 3 de malaidea: cuadernos de reflexión está dedicado a relievar el pensamiento crítico de Alejandro Moreano. Un editorial y once trabajos son el cuerpo principal de la revista –que circula con el aval de la Carrera de Sociología y Ciencias Políticas de la Universidad Central del Ecuador– y es, según los editores, un primer necesario reconocimiento a la trayectoria de Moreano. Este volumen aparece en un momento muy oportuno en que es preciso evaluar no solo los estragos del capitalismo tardío, sino también aquellas ‘filosofías’ que pretenden hacer más de lo mismo en nombre de la revolución social.

Los editores, exalumnos que han escuchado las lúcidas, informadas y apasionadas clases de Moreano, destacan algo fundamental de él: su lugar extraño o excéntrico con respecto a la institucionalidad universitaria, pues Moreano, que ha vivido fundamentalmente como profesor –la Universidad Central y la Universidad Andina Simón Bolívar se han privilegiado con su presencia–, no encaja en la figura del académico, sino más bien en la del intelectual “que no puede circunscribirse a un espacio restringido de reflexión y actividad. Por lo que el intelectual aborda diversos campos del saber a la vez que escribe literatura y participa en política”.

Moreano se ha dedicado por décadas a la discusión de Marx, ha entregado claves para entender los procesos culturales y literarios, ha intervenido esclarecedoramente sobre la cuestión del Medio Oriente, ha escrito una novela cuya ficción insiste en el destino político que todos debemos cumplir, ha participado de cuanta iniciativa favoreciera al movimiento proletario, popular e indígena... Y, en cada ocasión, su postura fue de “que no se podía abandonar la dimensión de la política en sus formas históricas concretas en nombre de una pretendida relativización absoluta de la realidad social y de un supuesto fin de la objetividad”.

En malaidea tenemos una reflexión de Moreano sobre la teología de la liberación; un análisis comparativo, a cargo de Michael Handelsman, de los libros Imperio y El Apocalipsis perpetuo; un estudio sobre la interpretación de Marx y América Latina en la obra de Moreano, por David Chávez; un trabajo de Tomás Quevedo sobre la comprensión de Moreano acerca del campo intelectual y el barroco; una crítica de Wladimir Sierra a la categoría del barroco; una lectura de Francisco Proaño Arandi sobre la literatura como eje central en el ensayismo de Moreano; una aproximación de Carol Murillo a El devastado jardín del paraíso.

Completan el dossier entrevistas a Abdón Ubidia, a Napoleón Saltos y a Natalia Sierra, quienes se explayan en los contextos en que Moreano produjo su obra. Una conversación con el propio Moreano permite entender los libros de su autoría que anuncia para los próximos años. Los editores de malaidea han evitado, con sobriedad, canonizar a Moreano; más bien, con sencillez, él nos hace notar que su “más amplia participación y el mayor tiempo empleado en la labor comunicativa ha sido aquella que consta en innumerables hojas volantes, manifiestos y folletos”. Alejandro Moreano es el escritor que tuvo el valor de pensar y, por eso, su actuación incomodó a todos los poderes.