EFE
LONDRES.- El príncipe Guillermo de Inglaterra, que este jueves cumple 30 años, recibirá una herencia de 10 millones de libras (15.714.520 dólares) de su madre, Diana de Gales, fallecida en 1997, según informan los medios británicos.

Tras su muerte, la princesa dejó a sus dos hijos -los príncipes Guillermo y Enrique- casi 13 millones de libras (20.276.800 dólares), pero el monto asciende actualmente a 20 millones de libras (31.302.310 dólares), al contabilizar los intereses del fondo en que se invirtió el dinero.

El hijo mayor del príncipe Carlos, que es segundo en la línea de sucesión a la corona británica, tiene derecho a la mitad del fondo.

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Desde su boda el año pasado con Catalina Middleton, duquesa de Cambridge, las cabeceras del Reino Unido habían especulado con la posibilidad de que el príncipe destinase el dinero de la herencia a comprar una residencia en el campo, en la que formar una familia.

Sin embargo, portavoces de la Casa Real se apresuraron a subrayar que la herencia no supondrá "un cambio visible en el estilo de vida del príncipe en las próximas semanas o meses".

"Se especulaba que los duques de Cambridge construirían una casa pero no hay ningún plan en ese sentido", afirmó un portavoz de la Familia Real británica al The Daily Telegraph.

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El príncipe Guillermo completó en mayo los exámenes para convertirse en capitán de la Real Fuerza Aérea Británica, en la que sirve como piloto de búsqueda y rescate, un trabajo por el que recibe 40.000 libras anuales (62.731 dólares).

En la actualidad, el duque contempla la posibilidad de apuntarse a una nueva misión, lo que retrasaría la decisión sobre la casa.

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"Si el año que viene el duque decide continuar su carrera en el servicio de Búsqueda y Rescate podría ser asignado a una nueva base, lejos de Anglesey (Gales), así que la idea de una nueva casa no está en su radar por el momento", añadió el portavoz.

Antes de morir, la princesa Diana dejó estipulado que su herencia, que incluye el dinero de su divorcio, acciones, joyas, vestidos y otros objetos personales, se repartiría de forma equitativa entre sus dos hijos.

El testamento en vida indicaba que los príncipes Guillermo y Enrique accederían a la herencia al cumplir 25 años, pero tras la muerte de su madre, este requisito se amplió hasta los 30.