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TRANG BANG, Vietnam.- En la foto, la niña siempre tendrá 9 años y gritará "¡quema!, ¡quema!", mientras huye de su aldea vietnamita en llamas.

Siempre estará desnuda, víctima del pegajoso napalm que le quemó la ropa y la piel. Siempre será una víctima sin nombre.

Al fotógrafo de The Associated Press Huynh Cong "Nick" Ut sólo le llevó un segundo tomar la icónica foto en blanco y negro, hace 40 años. Con ella transmitió los horrores de la guerra en Vietnam mejor que cualquier texto.

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Pero detrás de esa foto hay una historia menos conocida. Es la historia de una niñita malherida unida por el destino con el joven fotógrafo. Un momento capturado en el caos de una guerra que sería su salvación y camino a una aventura de vida.

"Siempre he querido huir de ese recuerdo", dijo Kim Phuc, ahora de 49 años. "Pero parece que la foto no me deja ir".

El horror, momento a momento
Era el 8 de junio de 1972 cuando Phuc escuchó el grito de un soldado: "¡Tenemos que desalojar este lugar! ¡Bombardearán aquí y estaremos muertos!". Segundos después vio las estelas de las bombas, amarillas y púrpuras, sobrevolando el templo Cao Dai donde su familia estaba refugiada desde hace tres días.

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Video de ITN Source

La pequeña niña escuchó un estruendo encima y volteó hacia arriba. "¡Ba-boom! ¡Ba-boom!"

El suelo se estremeció y un calor infernal sofocó la zona mientras un estallido escupió llamas anaranjadas en todas direcciones.

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Las llamas alcanzaron el brazo izquierdo de Phuc. Su ropa de algodón se derritió al contacto. Los árboles se convirtieron en ardientes antorchas. Sentía dolor agudo en su piel y músculos.

Impactada, salió corriendo por la Autopista 1 detrás de su hermano mayor. No vio a los periodistas extranjeros que estaban en la dirección hacia donde ella huía, gritando.

Entonces perdió el conocimiento.

La foto del Pullitzer
Ut, el fotógrafo vietnamita de 21 años que tomó la foto, llevó a Phuc a un pequeño hospital, donde pidió que los médicos la atendieran y le aseguraran que no la iban a olvidar.

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"Lloré cuando la vi corriendo", dijo Ut, "si no la ayudaba, si algo le pasaba y moría, creo que me hubiera suicidado".

Al regresar a la oficina en Saigón, reveló su rollo. Cuando salió la imagen de una pequeña niña desnuda, todos temieron que fuera rechazada por la política de la agencia contra la desnudez.

Pero el veterano editor de fotos en Vietnam, Horst Faas, la vio y supo que era una foto extraordinaria. Argumentó el valor fotográfico de la imagen más allá de otras consideraciones y ganó.

Una tercera parte del pequeño cuerpo de Phuc recibió quemaduras de tercer grado, aunque su cara de alguna forma quedó intacta.

Después de múltiples injertos de piel y cirugías, Phuc finalmente fue dada da alta, 13 meses después del bombardeo.

Su duro crecimiento
Durante un tiempo, la vida regresó a la normalidad en cierto modo. La foto fue famosa, pero Phuc fue relativamente una desconocida. Ut y otros periodistas le hacían visitas ocasionales que cesaron después del 30 de abril de 1975, cuando las fuerzas comunistas del norte tomaron el control de Vietnam del Sur, lo que puso fin a la guerra.

La vida bajo el nuevo régimen fue dura. El tratamiento médico y los analgésicos eran caros y resultaban difíciles de encontrar para la adolescente, que seguía sufriendo jaquecas y dolores intensos.

La joven logró ingresar a la escuela de medicina para buscar su sueño de ser doctora. Pero todo terminó una vez que los líderes comunistas se percataron del valor propagandístico de la "niña del napalm" y se vio obligada a dejar la escuela y a volver a su provincia de origen.

Se refugió en el Cao Dai, la religión de Vietnam, en busca de respuestas que no llegaron. Por la situación difícil que estaba viviendo, dijo "deseaba haber muerto en aquel ataque con mi primo, con mis soldados de Vietnam del Sur. Deseaba haber muerto en aquel tiempo para no sufrir así más".

Luego, el primer ministro de Vietnam, conmovido por su historia, hizo los arreglos para que estudiara en Cuba. Pero su vida distaba mucho de ser normal. Ut, fotógrafo de AP en Los Angeles, viajó para reunirse con ella en 1989. Pero Phuc aseguró estar realmente decepcionada: "estaba en Cuba, no podía tener contacto con él".

Kim Phuc toma el control de su propia historia
Cuando estaba en la escuela, Phuc conoció a un joven vietnamita. Creyó que nadie la querría nunca, debido a las cicatrices que le cubrían la espalda y un brazo. Pero Bui Huy Toan pareció amarla aún más por esa causa.

Se casaron en 1992 y en su regreso de la luna de miel en Moscú el vuelo hizo escala en Canadá para cargar combustible. La mujer vietnamita se sintió libre.

A la postre, la prensa encontró a Phuc, viviendo en Toronto. La mujer decidió que debía tomar el control de su propia historia. En 1999 se publicó un libro y se lanzó un documental, tal como ella quería que se hicieran. Además, se convirtió en embajadora de la Buena Voluntad de la ONU.

"Hoy estoy feliz de haber ayudado a Kim", dijo el fotógrafo Ut, que sigue trabajando para la AP y que volvió recientemente a la aldea de Trang Bang. "La llamo mi hija".

Después de cuatro décadas, Phuc, que tiene ahora cuatro hijos, puede finalmente mirar la foto en que corre desnuda, y entiende por qué sigue siendo tan poderosa. La salvó, la puso a prueba y finalmente la liberó.