La siguiente carta es para denunciar lo que ocurre en el IESS (Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social) con las citas médicas.

En enero de este año acudí a una cita en el dispensario sur Valdivia, con el médico general, le dije al doctor que presentía tener la presión alta y me dirigió hacia un especialista: cardiólogo, pero me indicó que debía realizarme unos exámenes de laboratorio y un electrocardiograma. Le pregunté “¿cuándo vengo para hacerme esos exámenes?”; consultó en su computadora y la fecha más cercana era el 20 de abril del 2012, o sea casi tres meses. Pregunté también por la cita para con el cardiólogo; consultó con la computadora y la fecha disponible fue el 2 de julio del 2012. Dije, “bueno, si no hay otras, tengo que aceptar esas fechas”.

El 20 de abril me presenté madrugando para que me hicieran los exámenes de laboratorio, para ello solicité permiso en mi trabajo. Los resultados estarían listos en la tarde; hice cita nuevamente con el doctor general, y me enteré que de acuerdo al último número de nuestra cédula si es par o impar, son tales y cuales días de la cita. Ese mismo día acudí al área de cardiología, estaba vacía, eran las 08:00, le expliqué a la doctora si podía atenderme ya que no había pacientes, me preguntó para cuándo era mi cita con el cardiólogo, le dije que para el 3 de julio del 2012, entonces me dijo que tenía que regresar en esa fecha. Le refuté qué le impedía atenderme y hacerme el electrocardiograma en ese instante si no había pacientes; y simplemente cerró la puerta y no me atendió. Si yo estuviera muy enfermo del corazón, no hubiera podido esperar seis meses para la cita con el cardiólogo; me moría de un infarto. ¡Qué incapacidad de los doctores para atender! Es demasiado el tiempo entre una cita y otra, la gente no puede esperar tanto, imagínense a otras personas con males graves. Deben cambiar esta política, ya es hora de construir más centros de salud y contratar a más doctores. Por favor, señores del IESS, yo pago mensualmente casi $ 350 por afiliación y no es justo que me traten de esa forma; yo no les mendigo atención, se las exijo.

Jorge Lemos R.,
marino mercante, Guayaquil

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