En el Subcentro de Salud de la parroquia Picoazá en Portoviejo (Manabí) solo bastaba observar a niños, jóvenes y adultos cabizbajos y con los ojos rojos para saber que la fiebre los estaba consumiendo.

El pasado viernes, José Vera llevó a su hijo de 11 años, pues hace siete días allí le diagnosticaron temperatura alta. “Pero esa fiebre no se le ha ido, por eso lo traje para que me le hagan exámenes”, dijo Vera. La enfermera le tomó al chico la muestra de sangre que será enviada a Portoviejo para analizar si tiene o no dengue. Por lo pronto le dieron diez pastillas de paracetamol para bajar la fiebre.

María Rivas también llegó en busca de atención para su hija de 11 años, quien derramaba lágrimas por el malestar que sentía. El termómetro marcó 39 grados de temperatura y le dieron el mismo tratamiento con paracetamol, pero si en una semana seguía con los síntomas habría que tomarle la muestra de sangre y determinar si es o no dengue clásico.

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No es el primer caso en la familia, ya que el jefe del hogar, José Rivas, también padece dengue hace una semana.

Los pacientes seguían llegando y como decía Aurora Vélez, algunos debían madrugar para optar por uno de los 20 turnos que se entregan diariamente en este subcentro que tiene solo dos médicos para atender a cerca de 13 mil habitantes.

En su último reporte del miércoles pasado, el Ministerio de Salud Pública (MSP) informó que en el país se han presentado 4.613 casos de dengue clásico y 70 de tipo hemorrágico (denominado grave por las autoridades) en 14 semanas epidemiológicas de este año, lo que da un total de 4.683.

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De ese total, 6 personas ha fallecido con la enfermedad y la cifra podría subir a 7 si se confirma la muerte de un niño de 4 años en Santo Domingo de los Tsáchilas. Tres decesos corresponden a Guayas y otros tres a Manabí. Esta última provincia es una de las que tiene altas cifras; los casos de dengue clásico se aproximan a mil y los de tipo hemorrágico rebasan los 20.

Tony Álava, director del Subcentro de Picoazá, no negó que se hayan incrementado los casos de dengue clásico y advirtió que hay suficientes medicinas en stock. Sin embargo, admitió que le falta apoyo y personal para mejorar la atención.

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Dolores Arteaga llegó con su niña de 9 meses llena de prurito. Además de no tener el pase para atención médica, debía lidiar con el calor en ese lugar cerrado donde ni el ventilador de tumbado refrescaba el ambiente. “No sé si mi hija tenga dengue, aquí nadie me asegura que van a atenderla. No tengo mucho dinero para irme a Portoviejo (a 5 km) y cuando una va al hospital tampoco atienden porque hay que tener una derivación del subcentro donde uno vive”.

Mientras, en el Subcentro de Salud de la comuna Estancia Las Palmas, del cantón Montecristi (Manabí), no hubo atención el viernes por la mañana. Según la persona encargada de la limpieza del sector (no reveló su nombre), la directora de esta dependencia, Marianela Vélez, estaba en una delegación del Área de Salud 2 de Manta.

A Juan Mero, dirigente de dicha comuna, le preocupa que la atención se vuelva intermitente en esta dependencia destinada a atender 2.500 residentes de este sitio ubicado en el km 22 de la vía Manta-Portoviejo. “Han aumentado los casos de dengue en esta zona. Los vecinos dicen que a veces hay medicamentos, otras no.