Magdalena dice haber vivido una experiencia amarga. Desde hace cinco años intenta ingresar al magisterio para lograr dos objetivos: estabilidad laboral y una remuneración justa. En el 2007 se registró en el concurso de méritos y oposición para obtener una partida en una escuela fiscal de esta ciudad, pero no lo logró. Cuatro años después se postuló para un plantel en Manabí, pero las copias de sus documentos no fueron validadas y su desilusión volvió. Hoy espera ser liberada (dada de baja) del sistema para registrarse para una nueva convocatoria.

Ella trabajó doce años en planteles privados y desde hace siete como contratada por el Estado en un colegio fiscal del suburbio. Su salario es de 400 dólares, pero recibe 50 menos por los descuentos del Seguro Social. Hoy, que se celebra el Día del Maestro, su interés en ser parte del magisterio ha aumentado tras el anuncio del presidente Rafael Correa de que hay 9 mil nombramientos que deberán ser ganados mediante concursos. Lo dijo durante la sabatina del 7 de este mes y en la cual recalcó que se instaurará una “verdadera meritocracia”. En el mismo enlace la ministra de Educación, Gloria Vidal, anunció que hasta mayo estarán abiertas 26 mil partidas mediante concurso.

Paolo Ayala, dirigente del Frente de Lucha de Ingreso al Magisterio (FLIM), una de las agrupaciones de la Unión Nacional de Educadores (UNE), dice que no se está cumpliendo el artículo 349 de la Constitución que señala “una remuneración justa, una estabilidad laboral y un sueldo digno” para el docente en todos los niveles y modalidades. Por ello asegura que están decepcionados porque trabajan igual que los titulares, pero “los contratados ganamos menos... solo se nos ha aumentado 60 dólares y llegamos a 350 (con licenciatura, doctorado), 300 dólares (con título de tecnólogo o profesor)”.

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Una de las disposiciones que debieron cumplir los maestros, contratados y titulares, fue la jornada laboral de ocho horas reloj que entró en vigencia el año pasado y que generó quejas entre el personal y directivos porque representó, para algunos, gastos extras en comida y transporte. En otros, indican, se agudizaron enfermedades como la gastritis y hasta riesgos por la inseguridad de la zona, dependiendo de la ubicación del plantel y el horario. La disposición era para cumplir, dentro del establecimento, las horas extracurriculares como nivelar a los alumnos o atender a padres y otras actividades.

Pablo Alcívar, rector de la red educativa Bolívar Cali Bajaña, de la coop Juan Montalvo (sector noroeste), comenta que no se oponen a la jornada laboral, como lo señala la Ley Orgánica de Educación Intercultural (LOEI), pero no están de acuerdo que las extracurriculares se cumplan dentro del establecimiento. “Hacemos un llamado para que nos den las condiciones y la seguridad porque los maestros están aquí al amparo de la delincuencia y a veces no tenemos dónde alimentarnos”.

El artículo 117 de la LOEI establece la jornada semanal de trabajo de 40 horas reloj. Ángel Muñoz, presidente de la Asociación de Profesores de la Educación Primaria (APEP), dice que el cumplimiento de esta jornada obligó a los docentes que trabajaban también en planteles particulares a renunciar y vean reducidos sus ingresos familiares. Además, representó un cambio de hábitos y a veces un distanciamiento de la unión familiar también para el maestro del sector rural. Lo dice el docente Freddy Espinoza, que trabaja en el recinto El Zapallo, de la parroquia Junquillal del cantón Salitre. Vive en Guayaquil. El año pasado de lunes a viernes, antes de viajar, debió dejar a su hija de 2 años al cuidado de familiares en el cantón Durán para luego trasladarse a su trabajo. Su esposa también es docente rural, pero en Pedro Carbo. La salida de ambos de Guayaquil es a las 04:50. Él luego de transportarse en bus de cooperativa y tricimoto llegaba a las 07:00 para dar clases.

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Espinoza es dirigente de la Confraternidad 13 de Abril (una de las agrupaciones de la APEP), que reúne a maestros contratados para brindarles asesoría y orientarlos en los concursos. Pese a los sacrificios, dice que ama su trabajo, por lo que este día los maestros lo deben celebrar, sin olvidar el idealismo de Juan Montalvo, con mucho ahínco porque “estamos teniendo un gran cambio y se lo debe asumir con responsabilidad. No ver tendencias políticas que a veces nos dividen”.

Para Hilario Beltrán, que dirige la Asociación Provincial de Directores de Escuelas y Jardines de Infantes (ANDEJ), otro brazo operativo de la UNE, este día es de festejo, pero también para crear en la conciencia del docente que debe estar unido para reclamar por sus derechos, como un mayor presupuesto para los establecimientos, mobiliario, docentes y mejora salarial. Él reconoce que la UNE ha perdido fuerza y que sus convocatorias ya no aglutinan mayoría como antes, pero lo justifica por el “temor, la presión y la amenaza” del Gobierno de iniciar sumarios administrativos o separarlos de sus cargos. “Nos sentimos perseguidos por el Gobierno”, señala el dirigente al referirse, por ejemplo, a la obligación de laborar las ocho horas reloj. Este año lectivo, dice, el docente deberá trabajar solo hasta las 13:30. Esto tras el acuerdo 201-12 (27 de febrero del 2012) que señala que los locales con doble o triple jornada y no cuenten con aulas, oficinas, salas comunales o espacios para las horas fuera de clase los reporten en un plazo de 90 días a la unidad de infraestructura física zonal. Pero algunos planteles no lo acogerán, porque, no les han comunicado y existe el temor de ser sancionados.