Una de las grandes preocupaciones en las zonas rurales, en países con vocación agrícola, es que los jóvenes no quieren tomar la posta del trabajo de sus padres en las fincas, impidiendo un mayor desarrollo de la actividad.

Un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) indica que la transferencia de la tierra entre las generaciones puede tener efectos de gran alcance en la producción, la seguridad alimentaria y el desarrollo de un país.

Según el informe se prevé que para el 2025 se duplicará la cantidad de personas de edad en las zonas rurales de África, Asia y América Latina.

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En Ecuador, la situación está cambiando y muchos jóvenes quieren continuar la tradición y seguir el trabajo de los padres buscando carreras universitarias que los ayuden a incrementar sus conocimientos para mejorar la rentabilidad y tecnificación de las haciendas.

La familia Lalama Brawn se ha dedicado a la ganadería y está dando valor agregado a la leche elaborando quesos.

Luis Lalama y Miriam Brawn tienen cuatro hijos que trabajan en la hacienda.

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Lalama, quien es ingeniero eléctrico, con poco conocimiento en el agro, pensó que era un reto incursionar en el sector con el apoyo familiar.

Su hijo Luis, que estudió medicina veterinaria, explica que desde muy pequeño sintió esa inclinación por el campo que aumentó al involucrarse en la hacienda de sus padres y ha sido una gran experiencia. “Antes de entrar a trabajar en la hacienda teníamos una producción de 400 litros de leche por día, ahora logramos aumentarlo a 1.600. También tecnifiqué la finca, colocamos ordeño mecánico y empezamos el mejoramiento genético con inseminación artificial”, expresó Luis.

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En este trabajo conjunto están también sus hermanas María Fernanda, que trabaja en el área administrativa de la hacienda y es quien hace la compra de insumos y maneja el personal, y María Belén, que comercializa en Guayaquil los productos elaborados en la planta, con la asesoría y supervisión de la mamá.

Otro de los casos es el de la familia Bustamante Adum.

Freddy Bustamante, ganadero, cacaotero y cafetalero, indicó que es importante saber que hay una generación atrás que no permitirá que las bases se derrumben, dando confianza y estabilidad a los empleados.

Dos de sus hijas estudiaron ingeniería agropecuaria. Gabriela explicó que hace lo que le gusta y pretende dar valor agregado a lo que su papá produce, por lo que ya empezó a hacer pruebas para elaborar chocolate fino y sacar una marca de origen de la finca con el café y el cacao.

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Carolina indica que le encanta el campo y quiere continuar el trabajo de su padre.

La labor que realiza en la hacienda es un complemento de la universidad. Su intensión es aportar ideas nuevas, lo que considera un reto.

La familia Castro Alvear, dedicada al cultivo del banano, es otro ejemplo.

Alfredo Castro, cabeza de hogar, mencionó que con la unidad familiar han logrado sacar a la empresa adelante. Trabajan él, su esposa y sus dos hijos.

Hugo, uno de sus hijos, con 23 años, una carrera universitaria y una maestría, dijo que con nuevas ideas y ganas de trabajar logró introducir a las haciendas la agricultura de precisión y empezaron las exportaciones directamente. “Con la unidad familiar hemos logrado tener una de las haciendas bananeras más eficientes”, indicó.