Elevando los pulgares en señal de victoria, los líderes de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), Humberto Cholango, y de la Ecuarunari, Delfín Tenesaca, llegaron al parque El Arbolito, guiando a miles de indígenas luego de las cinco horas de caminata de ayer. El recorrido completo desde la Amazonía les tomó quince días.

A las 14:30 cruzaron su meta: el simbólico parque capitalino que en la mañana había sido ocupado por simpatizantes del Gobierno.

Desde las 09:30 habían salido del sector de Guamaní, sur de Quito, desde las instalaciones de la unidad educativa Nueva Primavera, donde pasaron la noche las diversas delegaciones indígenas, montubias y negras que se sumaron a la marcha para su último tramo.

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Tras un ritual de purificación, nativos amazónicos autodenominados Ejército Arutam, con rostros pintados de negro y lanzas de chonta, tomaron la delantera de la marcha para dar seguridad a sus líderes. Además de Cholango y Tenesaca estaban Paúl Velásquez, del Frente Popular; Mesías Tatamuez, del Frente Unitario de Trabajadores; Salvador Quishpe, prefecto de Zamora Chinchipe, y otros.

Caminaron por la avenida Maldonado y para entonces eran más de dos mil personas.

A buen ritmo descendieron por la principal avenida de acceso al sur de la capital hasta el puente de Guajaló. Ciudadanos salieron a las aceras de sus casas y negocios a aplaudirlos y darles alimentos, agua, bebidas. Otros, en menor magnitud, gritaban consignas a favor del presidente Rafael Correa. No pasó de una confrontación verbal.

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La marcha tomó fuerza en el sector de la Villaflora, donde se incorporaron trabajadores sindicales, maestros de la Unión de Nacional de Educadores, estudiantes secundarios y universitarios. Entonces se incrementó a más de ocho mil personas, según datos de la Policía.

Tomaron la avenida Napo hasta el sector de El Trébol cuando se registraron incidentes con la policía. Cientos de uniformados se ubicaron en la avenida Pichincha para evitar que la marcha entrara por La Marín, centro de Quito.

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Luego de un breve forcejeo, la Policía abrió paso y cedió a la presión de la multitud. En ese momento fue visible la magnitud de la marcha, un torrente multicolor. Los primeros ingresaban al centro de Quito, los últimos descendían a El Trébol.

Tomaron vías alternas por el sector de La Tola, ingresaron a San Blas y por la Gran Colombia hasta El Arbolito. Allí esperaban las delegaciones que llegaron desde el norte del país.

Estas organizaciones, danzando y zapateando al ritmo de sanjuanito, hicieron el ingreso a Quito desde poblaciones de Otavalo, Intag, San Pablo del Lago y Cayambe.

Las mujeres portaban wuipalas largas que cubrían unas cuadras de la avenida 10 de Agosto (norte). Hombres soplaban los churos (conchas gigantes).

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Ya unidos ingresaron todos al parque y los dirigentes se subieron a una tarima. Empezaron los discursos. La fuerte lluvia que cayó no los dispersó. Hasta alistar los micrófonos se escuchaba de fondo la canción Venceremos, de Pueblo Nuevo, que utiliza PAIS para sus concentraciones.

El primero en hablar fue Cholango. “Nos hemos levantado con dignidad para decirle al gobierno de Rafael Correa que vea, que escuche, que aquí está un pueblo que le está pidiendo no a la minería y que no gobierne con los partidos de la derecha”. A los asambleístas los responsabilizó de hacer leyes en favor de las empresas y en perjuicio de las organizaciones sociales. “Sinvergüenzas, tenían que haber aprobado la Ley de Aguas y hubiésemos evitado hacer esta marcha de tanto tiempo”, sostuvo.

El presidente del Frente Popular, Paúl Velásquez, filial del MPD, señaló que las organizaciones sociales están dispuestas a dialogar con Correa si acepta tres condiciones: eliminar el decreto para el despido de funcionarios públicos, parar las concesiones mineras y dar amnistía a las personas procesadas por terrorismo.

Tenesaca puso la nota de humor a la fría y lluviosa tarde quiteña: “Si Correa hubiera sido inteligente, aquí tendría que venir a pedir perdón a este pueblo digno”. Y añadió: “Por tanto insulto y tanto maltrato que ha hecho al pueblo, pues nosotros con una bañadita y ortigada ya le perdonaríamos”. Dijo que para los indígenas no habrá perdón si Correa no reconoce sus errores. La Conaie se siente traicionada por el mandatario, al cual apoyó en el 2007.

El presidente del FUT dijo que la marcha no es de autoría absoluta de los indígenas, sino también de organizaciones clasistas. Y advirtió una movilización similar para el 1 de mayo, Día del Trabajo.

Y finalmente el más aplaudido, Quishpe, habló del respeto a la integridad territorial de los pueblos y nacionalidades, y en contra de la minería a gran escala. “Basta de seguir entregando, como hace 500 años, nuestros territorios a los canadienses, a los chinos. Estamos aquí por nuestras montañas, ríos, por la Cordillera del Cóndor”.

Y tras los discursos fueron a la Asamblea a entregar el manifiesto público de 19 puntos.