Cuatro patrulleros interceptaron a más de 50 vehículos en los que se trasladaban desde el cantón Oña hacia el cantón Nabón los participantes de la marcha por el agua y en contra de la minería que pretenden llegar a Quito el próximo 22 de marzo.

“Está prohibido transportar personas en los baldes de las camionetas”, dijo uno de los ocho uniformados que interceptó la marcha en el sector conocido como Lomas de Chacanillas, diez minutos antes de llegar al centro cantonal, mientras el helicóptero policial de Cueca sobrevolaba el lugar.

Esto ocurrió una vez que los caminantes salieron del cantón Oña, que limita al sur del Azuay con la provincia de Loja, donde fueron recibidos por un grupo de simpatizantes de la exalcaldesa de este lugar, Germania Ullauri, campesinos de varias comunidades y también indígenas de Nabón que llegaron a sumarse a la caminata.

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Una vez que concluyó un corto mitin en el auditorio de la escuela Esther Ullauri, los dirigentes de la marcha resolvieron seguir al vecino cantón por una vía secundaria, de 40 kilómetros, pero que permitía llegar primero a la comunidad de Cochapata, donde residen 8 dirigentes indígenas y campesinos que fueron enjuiciados como terroristas por defender fuentes de agua en el 2009 y que este año se beneficiaron con una amnistía judicial.

Los policías intentaban entregar boletas de infracción a los conductores que llevaban a los marchitas en los baldes de sus camionetas y que viajaron así desde el 9 de marzo cuando salieron de El Pangui, en la provincia de Morona Santiago.

Los prefectos de Zamora, Salvador Quishpe; y Paúl Carrasco, del Azuay, evitaron que se entreguen las boletas y justificaron que se trata de una movilización ciudadana, pero solo se consiguió el permiso de circulación cuando toda la gente se bajó y exigió continuar.

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