Pese a que la nueva central de emergencia ECU911-Samborondón, ubicada en el edificio del antiguo centro comercial Puntilla Mall, está en funcionamiento desde el pasado 13 de enero, ayer el presidente de la República, Rafael Correa, la inauguró oficialmente.

La central, cuya inversión bordea los 10 millones de dólares, coordinará las llamadas de auxilio de los cantones de las provincias del Guayas (incluido Guayaquil) y Santa Elena.

El vicealmirante Jorge de la Torre, coordinador del centro, sostuvo que el objetivo es concentrar en un solo sitio a todas las entidades involucradas con la seguridad integral de la ciudadanía. De ahí que en el ECU911 trabajarán miembros de la Policía Nacional, Comisión de Tránsito del Ecuador, Cuerpo de Bomberos, Fuerzas Armadas, Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos, Ministerio de Salud, entre otros.

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De la Torre señaló que dentro del nuevo Sistema de Integración de Seguridad Ciudadana está contemplada la construcción de catorce centros más: uno en Quito con las mismas características que el de Samborondón y trece a menor escala en otras provincias.

Homero Arellano, ministro de Seguridad Interna y Externa, adelantó que para fines de este año terminarán la construcción de cuatro de esos centros, entre ellos los de Quito y Cuenca, con lo que “cubriríamos el 75% de la población”.

No obstante, refirió De la Torre, el total de los ECU911 podría llegar a 16 si la central de la Corporación para la Seguridad Ciudadana de Guayaquil (CSCG), que usa el 112, pasa a formar parte del Servicio de Integración de Seguridad.

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“Estamos tratando de que ese centro se integre a nuestro servicio para que pase a ser el ECU911-Guayaquil, un centro local que estaría limitado solo para atender a esta ciudad”, explicó De la Torre.

Pero el convenio de cooperación mutua hasta ayer no había sido firmado. Este Diario en reiteradas ocasiones intentó obtener la versión de Gustavo Zúñiga, director de la CSCG, respecto al pacto, pero este se excusó.

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El ECU911 tiene la capacidad de atender emergencias a través de llamadas telefónicas, de videovigilancias y de alarmas comunitarias.

Para las primeras fueron instalados dos nodos de fibra óptica con 180 líneas telefónicas cada uno, y diez líneas tradicionales. Tras la llamada de emergencia, en menos de un minuto, el operador identifica al usuario, su ubicación y el motivo de la llamada, y enseguida la deriva al organismo competente. Lo mismo ocurre con las emergencias detectadas en las cámaras y por las alarmas.

Las autoridades adelantaron que el 911 será el único número de emergencia a nivel nacional y que paulatinamente irán desapareciendo el 101 de la Policía, 103 de la CTE y 102 del Cuerpo de Bomberos, así como el 112 de la CSCG.