Las tardes y noches en la ciudadela San Alejo, en el noroeste de Portoviejo, huelen a palo santo. Los habitantes retomaron la tradición de quemar restos de este árbol para ahuyentar a los mosquitos transmisores del dengue y el paludismo, luego de que ni las fumigaciones y abatización los han eliminado.

Divina Sánchez compró un dólar de palo santo la tarde del martes pasado para así proteger a su familia, con la que reside en la calle Cristóbal Colón de esa ciudadela, sitio donde hace 15 días una niña dio positivo con dengue hemorrágico (llamado grave por el Ministerio de Salud). Según la Dirección de Salud de Manabí, ella ya fue dada de alta, al igual que otros dos casos, uno de Chone y otro de la parroquia Andrés de Vera, de Portoviejo. Estos son parte de los 9 hemorrágicos y de los 699 casos de dengue en todo el país, solo en enero.

“Mire cómo estamos inundados y ¿qué hace el Municipio por limpiar las alcantarillas? Nada. Aquí vivimos con el mosco, con todo animal, ya no se puede hacer más”, afirma Divina Sánchez. Con ella coincide Jimber Anchundia, quien indica que por autogestión de sus vecinos de las calles Vicente Mendoza y Eloy Alfaro hicieron canales para conducir las aguas lluvias hasta los sistemas de alcantarillado y así evitar que se empocen y se conviertan en feudos de los mosquitos.

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El incremento de casos de dengue clásico en Manabí no cesa. Enero cerró con 139 de este tipo, a un promedio de 4,5 afectados por día. El 30% de estos es de Portoviejo.

Pese a los anuncios de campañas de fumigación y abatización por parte de las autoridades de Salud, habitantes como Magdalena Zambrano dicen que no hay nada. “Solo fumigaron cerca de la casa donde dicen que estuvo con dengue hemorrágico la niña de 3 años, pero al resto no fueron”, indica.

En el subcentro de Salud de San Alejo se atienden hasta cinco casos sospechosos de dengue al día, según Karina Alcívar, auxiliar médica. Cuando alguien llega con síntomas se le toman datos y se le proporciona paracetamol (Tempra, Eraldor, Umbral). Si están graves se envía muestras al Instituto Nacional de Higiene (INH).

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Pero al menos ayer no había tabletas de paracetamol para quienes llegaban con los síntomas, algo que le llamó la atención a Brúcker García, jefe del Distrito 1 de Salud de Portoviejo, que agrupa a 4 centros de Salud y 32 subcentros, quien adujo que en bodegas hay suficiente medicamento.

En la parroquia Andrés de Vera, donde también se detectó otro caso de dengue hemorrágico, la situación es casi similar: agua empozada y la falta de fumigación. Un ejemplo se aprecia en la ciudadela Los Helechos. Allí, Idilio Álava, uno de los vecinos, cuenta que ya se ha conocido de tres casos de dengue clásico y pese a que se han efectuado llamados a las autoridades de Salud, no llegan a su sector para abatizar.

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Otro inconveniente en esta zona es la inseguridad. Las brigadas han sufrido cuatro asaltos al acudir a fumigar y abatizar.

Detalles: Responsabilidad
Papel de municipios
Johnny Cevallos, de la Junta Cívica de la parroquia Andrés de Vera, dice que el Municipio de Portoviejo no acata la Ley Orgánica de Salud, que en su artículo 65 indica que los gobiernos seccionales “deben cumplir con las disposiciones emanadas por la autoridad sanitaria nacional para evitar la proliferación de vectores”.