Ayer, como cada 10 de diciembre desde 1945, se celebró el Día Internacional de los Derechos Humanos. La Declaración Universal de Derechos Humanos, suscrita en 1948, dice en su artículo 19: “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”.

¿Pero cuál es el estado de este derecho en Ecuador? ¿Goza de buena salud o está en riesgo? ¿Se cumple? Si es así, ¿plenamente o a medias? Este Diario recogió diferentes visiones sobre el tema. Indagó desde la academia y desde el ejercicio periodístico diario. Desde los medios privados y desde los llamados públicos. Desde organismos dedicados a la vigilancia del oficio.

Desde organismos de derechos humanos y movimientos sociales como el de los indígenas, contra quienes se han iniciado más de 200 procesos judiciales ¬bajo figuras como terrorismo y sabotaje¬ que se circunscriben dentro de la llamada criminalización de la protesta.

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Adicionalmente, tres de los cinco numerales del artículo 13 de la Convención Americana de Derechos Humanos (1969) protegen también este derecho:

1. Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento y de expresión. Este derecho comprende la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole, sin consideración de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en forma impresa o artística, o por cualquier otro procedimiento de su elección.

2. El ejercicio del derecho previsto en el inciso precedente no puede estar sujeto a previa censura sino a responsabilidades ulteriores, las que deben estar expresamente fijadas por la ley y ser necesarias para asegurar: a) El respeto a los derechos o a la reputación de los demás; b) La protección de la seguridad nacional, el orden público o la salud o la moral públicas.

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3. No se puede restringir el derecho de expresión por vías o medios indirectos, tales como el abuso de controles oficiales o particulares de papel para periódicos, de frecuencias radioeléctricas o de enseres y aparatos usados en la difusión de información, o por cualquier otros medios encaminados a impedir la comunicación y la circulación de ideas y opiniones.

En 1985, la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en una opinión consultiva, declaró que “el derecho a la libertad de expresión es la piedra angular de la democracia y uno de sus tres pilares básicos, junto con las elecciones libres y un Poder Judicial independiente”.

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Elsie Monge: No hay una sola verdad
Presidenta de la Comisión Ecuménica de Derechos Humanos (Cedhu).
“El derecho a la libertad de expresión es indispensable para la construcción de una democracia y ello implica la valoración de opiniones divergentes, y esto precisamente no es lo que se está observando en nuestra sociedad.

“Según la Declaración Universal de Derechos Humanos, el derecho a la libre expresión incluye el de no ser molestado a causas de sus opiniones y el derecho a difundirlas por cualquier medio de expresión. Es así que cuando los campesinos e indígenas reclaman el derecho a su territorio o el derecho al agua, mediante manifestaciones pacíficas, están ejerciendo su derecho a la libre expresión. Sin embargo, son criminalizados y judicializados, y esto constituye una violación al derecho de libre expresión.

“En lo referente al buen nombre, de acuerdo con la doctrina y la jurisprudencia internacional, si bien la libertad de expresión puede tener responsabilidad ulterior, esta solo puede ser en el campo civil y no penal. Además, las indemnizaciones no pueden ser exageradas, de tal forma que afecten el sustento del condenado y que el temor causado signifique que otros se abstengan de expresar su pensamiento.

“De igual manera, así como el Ejecutivo exige respeto a su honra y buena reputación, el mismo respeto debe brindar a aquellos que no están de acuerdo con sus líderes.

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“Es difícil determinar exactamente, por decir, en una calificación entre uno y diez, cuándo es cinco, cuándo es diez, cuándo es más de cinco el respetarse o no este derecho, pero la tendencia del ejercicio del poder es considerar que tiene toda la verdad y eso tampoco es posible. Tiene su verdad, sí, pero otros también.

“En el caso de los sectores campesinos e indígenas, están siendo afectados por la gran minería y no hay ese espacio para la consulta, que está garantizada en la Constitución”.

César Ricaurte : Hay cinco leyes restrictivas
Director de la Fundación Andina para la Observación y Estudio de Medios (Fundamedios).
“Este derecho está en franco deterioro en el país. Al principio teníamos solo un discurso estigmatizante, pero eso, poco a poco, ha ido derivando en una serie de amenazas y agresiones graves contra medios y periodistas: juicios, encarcelamientos, clausuras temporales, un tejido de leyes restrictivas para el trabajo periodístico y la conformación de un poderoso conglomerado de medios estatales que ya suman 20 y son operadores de campañas propagandísticas del Gobierno. Son usados como herramientas para desacreditar a periodistas, dirigentes sociales, defensores de derechos humanos o todo aquel que se exprese en contra.

“Todo esto es parte de una maquinaria estatal mucho más amplia, que contempla cadenas y publicidad oficial para desacreditar a quienes piensan diferente. Esto nos permite señalar que este principio y derecho humano fundamental (art. 19) es uno de los que más rápido se han deteriorado.

“Hay cinco leyes restrictivas. La de Participación Ciudadana señala que los medios prestan un servicio público y, como tal, están sujetos a control estatal; la Ley Antimonopolio obliga a los propietarios a deshacerse de cualquier participación en otra actividad económica y lo que hace es descapitalizar o debilitar. La Ley de Comunicación, que contempla un consejo de regulación estatal con potestad de intervenir en contenidos e incluso juzgar faltas éticas. La Ley de Telecomunicaciones consagra monopolio estatal en frecuencias. Y el nuevo Código Penal castiga la injuria en todas sus formas, y mantiene y amplía la figura del desacato.

“La libertad de expresión es un derecho que sostiene el ejercicio de otros derechos, en la medida que los ciudadanos puedan dar a conocer violaciones a otros derechos”.

Orlando Pérez: El periodismo está en crisis
Subdirector de diario El Telégrafo.
“La libertad de expresión y de opinión está en su mayor plenitud en el país, en función de dos cosas. Primero, hay una fuerte disputa ideológica que se revela en la existencia de voces que se expresan constantemente desde sus visiones, puntos de vista, doctrinas, etcétera. Segundo, esa disputa ideológica no podría desarrollarse si no subsistieran condiciones de libertad de expresión y de manifestación.

“Hay un ambiente de libertad, a ratos exacerbado, de lado y lado. Cada uno dice cosas mucho más fuertes de lo que la gente esperaría sobre determinados temas que necesitan prudencia y reflexión, como la economía, pero gracias a la libertad de expresión hay gente que habla sin respaldo argumental o documental.

“Este es el momento donde más tenso ha sido el debate ideológico gracias a que existe libertad de expresión.

“La vigencia del desacato me da la razón de que, si ese marco legal ya existía, la libertad de expresión estaba amenazada desde antes. Había ese ambiente en las épocas de (León) Febres-Cordero, de Lucio Gutiérrez. Yo fui amenazado de muerte por escribir y ahí estaba el desacato.

“Frente al derecho a la libertad de expresión es fundamental el ejercicio de un periodismo más riguroso para no cometer fallas que antes se veían como desatinos o ligerezas.

“El periodismo ecuatoriano está en crisis porque ha perdido credibilidad. He dicho a los periodistas que nuestro tema no es la libertad de expresión. Es recuperar la calidad y la credibilidad de un oficio que está en duda, y no por el poder.

“Es cierto que los medios enfrentan problemas para acceder a la información pública y hay que demandarlo de todas las entidades del Estado, no solo del Gobierno”.

Mauro Cerbino: Desacato, una figura fascista
Coordinador del Programa de Comunicación de Flacso-Ecuador.
“Reducir la libertad de expresión a la libertad de información o de prensa es insostenible. El ejercicio de esta libertad tiene que ver con todos los mecanismos que deberían garantizar la libertad de circulación, no solo de la palabra, sino de otros tipos de expresión. La libertad de expresión es también la que tendría que garantizarse a la ciudadanía en el espacio público. Por ejemplo, hay acciones de autoridades nacionales, provinciales y municipales que denotan una criminalización del grafiti.

“El ejercicio de las libertades de expresión y de opinión debe considerarse no solo desde el enfoque de derechos, sino también de deberes. Una cosa es que un ciudadano tome un megáfono y diga en la calle sus opiniones; otra, que una opinión sea vertida por el columnista de un diario. Las consecuencias de lo que dice un ciudadano es limitada versus las que produce un columnista en un medio. Ni hablar de las consecuencias que se producen en la información, que son mayores.

“Hace unos cuatro años, el Gobierno abrió fuego en contra de los medios porque necesitaba transformarse en un enunciador mediático, es decir, tener su propia vocería mediática. También por ese motivo se crean los medios públicos que, si la perspectiva era que fueran solo gubernamentales, al llamarlos públicos, han cometido un gravísimo error. La respuesta de los medios de comunicación fue también abrir fuego contra el Gobierno.

“Estoy en contra del desacato, que es una figura fascista. Hay que despenalizar la opinión y desjudicializar la información. No nos remitamos a los tribunales para juzgar hechos que tengan que ver con la comunicación.

“Seamos capaces de construir mecanismos en los que las universidades y la ciudadanía discutan en un espacio donde prime la naturaleza comunicacional”.

Marco Guatemal: Hay limitación a libertades
Presidente de la Federación Indígena y Campesina de Imbabura (FICI).
“Ecuador está pasando por momentos difíciles cuando se están violentando normas vigentes, tanto constitucionales como la Declaratoria Universal de Derechos Humanos, sobre libertad de opinión y de expresión.

“Vemos que quienes opinamos diferente al actual régimen somos quizás perseguidos o hay intenciones de deslegitimar esta libertad de expresión. En Ecuador se intenta callar o poner ciertos niveles de miedo con el fin de causar un antecedente para que otras personas no puedan expresarse libremente.

“Podríamos considerar que no solo la libertad de expresión y opinión está en riesgo, sino también el derecho a la resistencia... Nosotros, al menos en la región Sierra Norte, sí estamos preocupados, no solo por esto, sino porque hay ciertos medios de comunicación, quizás algunos por miedo, donde podría haber ya una autocensura cuando están dejando de informar la realidad del país o las cosas que opinan los sectores opuestos al Gobierno.

“En la zona donde vivimos solo hay información de lo que hace y opina el Gobierno, pero no de lo que opina el pueblo.

“Hay medios escritos, radiales e incluso televisivos que están prestándose a no informar lo que pasa realmente, sino a su conveniencia o por mantener los contratos con el Estado. Los medios de comunicación que hacen eso están bien identificados por la población.

“En el país no se está cumpliendo el respeto a los derechos humanos reconocidos por Ecuador a nivel internacional. Yo mismo he visto que ha habido bastantes limitaciones a las libertades y derechos, por ejemplo, durante mi detención (fue acusado de sabotaje y terrorismo tras protestar por la Ley de Aguas, pero fue declarado inocente), y luego, al estar preso, cuando no podía expresar lo que pensaba”.